Las esquinas y anchas aceras de la avenida Victoria de Caracas solían ser espacios para las tardes de conversa y cafés entre vecinos. Una estampa que ha cambiado. Pasear hoy en día por allí es encontrarse con las santamarías de los comercios cerrados. En su lugar, los transeúntes se topan con los vendedores informales de ropa y peroles usados, un escenario que dibuja la crisis provocada por la hiperinflación que vive el país desde hace 14 meses.

Es un panorama desolador lo que se observa en esta céntrica avenida que conecta el centro con el suroeste y sureste de la capital.

De punta a punta saltan a la vista los ánimos caídos. Las personas que se sientan en los recodos de los locales se ven distraídas, con las barbillas apoyadas en las manos. Y más si se trata de uno de los vecinos que sacó un tarantín de su casa y se puso a vender las cosas que ya no necesita como una forma de “rebusque”.

En ambos lados de las aceras se les puede ver, con una mesa y un paraguas exhibiendo ropa, calzados, juguetes, películas y enseres de cocina.

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