El quiebre dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana necesario para generar un cambio de modelo político en el país solo se producirá si se aumenta la presión internacional, institucional y de calle, afirmó Simón Calzadilla, diputado a la Asamblea Nacional por el Movimiento Progresista de Venezuela. “La presión internacional, institucional y de calle, y el descontento por la crisis económica y de servicios redujeron el apoyo del régimen a solo 10% y produjo una grieta en las FANB que, sin duda alguna, profundizará el malestar”, manifestó el legislador que desde el 14 de mayo se encuentra en la clandestinidad.

Con Calzadilla suman 14 los parlamentarios a los que la asamblea nacional constituyente les quitó su inmunidad, a petición del Tribunal Supremo de Justicia, por estar presuntamente involucrados en los delitos de rebelión y traición a la patria, relacionados con los hechos del 30 de abril, cuando un grupo de militares se pronunció en contra del Ejecutivo. 

Afirmó que no tiene planteado irse al exilio ni solicitar protección en alguna sede diplomática extranjera, en vista de que continúa acompañando la lucha de los ciudadanos y trabajando por el país desde la clandestinidad. 

“Es un alto riesgo, pero es más eficaz para mantenerme en la lucha y en el desempeño de mis funciones y para seguir acompañando al pueblo en su ruta por el cambio”, agregó. 

Indicó que pese al temor que pueda sentir por su integridad física o ante un posible encarcelamiento se mantiene “absolutamente resteado con la causa de mi pueblo y la lucha que debemos dar para restablecer la democracia y el sendero de la prosperidad”.

A su juicio, las medidas que ha adoptado la cúpula gobernante en contra del cuerpo legislativo son su respuesta para aparentar fuerza, ante el fracaso económica, el deterioro de los servicios públicos y el creciente descontento dentro de las fuerzas que la sostienen. 

Señaló que las acciones del 30 de abril no generaron el cese de la usurpación, primer paso de la ruta planteada por el Parlamento desde el 23 de enero, debido a que son procesos complejos ante “un régimen autoritario, hegemónico y corrupto”. 

“La pelota está del lado de Maduro, todos entienden que debe salir y producirse un proceso electoral libre, que restituya la soberanía del pueblo, hoy usurpada por el régimen tiránico. El descontento y la convicción de que esto debe cambiar aumenta en todos lados, incluso en el Partido Socialista Unido de Venezuela. El que sigue perdiendo tiempo y empeorando las condiciones para un cambio pacífico y sin grandes traumas es el propio Nicolás”, subrayó.   

–¿Se esperó en algún momento que Maduro tomara medidas en su contra?

–El régimen de Maduro no solo tiene que enfrentar las consecuencias del impresionante fracaso económico, del daño que eso ha hecho al país, del deterioro de todo el sistema de servicio, incluido la gasolina. Inclusive en el PSUV existen fuerzas o liderazgos que desean una transición pacífica y que entienden que el país no puede seguir por la ruta nefasta que va. Realizan barbaridades inconstitucionales de allanar la inmunidad de parlamentarios para aparentar fuerza.

–El Servicio Bolivariano de inteligencia Nacional allanó diversas viviendas en Aragua buscándolo: ¿ha temido en algún momento por su integridad o vida?

–El temor a la muerte o a ser apresado son necesarios para permanecer alerta y ser cuidadosos, pero el amor por Venezuela y la fortaleza de mis convicciones en la lucha por el cambio superan cualquier temor que pueda experimentar. En esencia, estoy absolutamente resteado con la causa de mi pueblo y la lucha que debemos dar para restablecer la democracia y el sendero de la prosperidad. 

–¿En qué consiste el trabajo que va a realizar desde la clandestinidad?

–Como secretario general del MPV sigo ejerciendo mis funciones, coordinando y articulando con mis compañeros de organización. Continúo conversando y trabajando con mis colegas diputados. No puedo asistir a mi curul, pero ahí está asistiendo mi suplente, Carolina Jaramillo. Estoy muy activo en cuanto a las actividades inherentes a mi cargo y sigo trabajando y conversando con los liderazgos políticos de las distintas organizaciones que apostamos al cambio en el país y sigo, de vez en cuando, utilizando mi vocería política. Ese es el trabajo que me permite hacer esta situación de clandestinidad. Es un alto riesgo, pero es más eficaz en mantenerme en la lucha y en el desempeño de mis funciones para seguir acompañando a este pueblo en su lucha por el cambio. 

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