Una manera de interpretar los hechos adelantados por Maduro y su entorno la semana pasada, incluyendo la detención del alcalde Ledezma y la persecución a Borges, es analizarlos desde el objetivo reiterado que el chavismo se ha trazado desde que su líder los lanzara al precipicio del socialismo del siglo XXI: ¿cómo me aseguro la próxima elección?

Si lo examinamos desde esta perspectiva, los hechos del pasado jueves 19 parecen una puesta en escena para maquillar el frágil liderazgo de Maduro y hacerle aparecer fuerte ante sus bases. Lo que Maduro hace constantemente, que Chávez no tenía que hacer, son pruebas de fuerza, demostraciones de que está en control de la situación: “Mírenme, me voy de viaje cada vez que quiero”; “Vean lo que soy capaz de hacer con los dirigentes opositores”. Es lo que un autor, refiriéndose a los sucesores de un liderazgo carismático, llamó el “hiperautoritarismo”. No poseyendo ni carisma ni popularidad, deben reafirmarse constantemente, mostrarse antes sus bases como “arrechos”.

También suele ocurrir con frecuencia que el líder carismático deja en este mundo un sucesor bastante mediocre. Puede que lo haga adrede para que sus bases no lo olviden, o puede que simplemente no tuviera buen juicio a la hora de escoger. Está a la vista que el entorno de Chávez en sus últimos años fue bastante gris. El comandante eterno se ocupó de debilitar o desplazar de cargos importantes a cualquier chavista que pudiese hacerle sombra. Esto produce un fenómeno llamado cainismo (de Caín), donde continuadores del caudillo, hermanos del mismo padre, se enfrentan unos contra otros. Aunque Maduro ha logrado ir retirando del poder a chavistas poderosos como Giordani, Rodríguez Torres o Ramírez, seguirá sentado en un nido de alacranes. Por esta razón también debe hacer constantes exhibiciones de su fuerza, para inhibir conspiraciones de palacio.

Maduro en la cadena de ese jueves anunció elecciones parlamentarias adelantadas para julio. Busca agarrar fuera de base y descabezar a partidos opositores, propiciando su fragmentación, con la ilusión de alzarse con las mayorías necesarias en la Asamblea Nacional y continuar así con su régimen patrimonialista, gobernando con sus familiares y amigos, sostenido por militares.

Margarita López Maya
malopezmaya@yahoo.com

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