Un helado en Naguanagua en un reconocido expendio ubicado en Las Quintas, costaba hace una semana 480 bolívares. Esta semana subió a 500. Hace casi un mes se valoraba en 320 bolívares. El helado es solo un ejemplo superfluo de cómo se disparan los precios semanalmente en Venezuela. El dinero en efectivo ha perdido valor, por ende es necesaria una mayor cantidad. Pero hoy día es más difícil.

Hace al menos cuatro años, Daniel Barreto necesitaba solo 50 bolívares para llegar a su casa. No tenía efectivo. Era domingo, así que la mayoría de los cajeros no tenían dinero. Daniel entró a una panadería y le pidió a la cajera le pasara su tarjeta de débito por 50 bolívares y luego se los daba en efectivo. Era la primera vez que le pedían algo similar a la muchacha, pero lo hizo. No cobró nada por ello.

En la actualidad muchos negocios han extendido esta práctica, generando ingresos extra para su empresa, a pesar que el banco que les coloca el punto de venta no cobra porcentaje como ellos, por cada vez que se utiliza el punto para pagar con tarjetas de debito o de crédito.

Hay zonas conocidas por la cantidad de establecimientos que hacen los llamados avances de efectivo o cambiar el monto de las tarjetas de alimentación en papel moneda. Por cada servicio el comercio cobra un monto que van desde ocho a 20 por ciento de lo que se solicite. Los avisos de “Hay punto”, son casi un mensaje en clave que invitan a las personas a utilizar estos cajeros populares.

En algunos comercios al sur de la ciudad, las colas fuera del local no son por productos básicos, sino por los avances de efectivo. De acuerdo a un dueño de un comercio quien pidió el anonimato, el porcentaje que cobra el banco se efectúa anualmente y es menos del 1%.

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