Afrodita, diosa griega del amor revoca erotismo, sensualidad y placer. De ahí que las sustancias que evocan sus cualidades son nombradas como afrodisíacos.
Al hacer el amor aumentamos nuestras defensas, oxigenamos nuestro cuerpo, mejoramos la luminosidad de nuestra piel y por supuesto, adelgazamos.
Los alimentos afrodisiacos nos ayudan a despertar nuestros instintos y a elevar nuestro líbido. Aunque no se ha demostrado científicamente su poder afrodisíaco, se piensa que tiene un poder más psicológico que fisiológico.
Chocolate: la feniletilamina o “droga del amor” es un estimulante natural presente en el chocolate que estimula la liberación de serotonina en el cerebro, lo que desencadena una sensación de bienestar y relajación que nos predispone a mantener relaciones sexuales más satisfactorias.
Fresas: mejoran la circulación sanguínea, estimula las glándulas endócrinas y el sistema nervioso. Además combinan perfectamente con el chocolate y el champán, y eso da mucho juego.
Ginseng: posee ginsenósidos, sustancias que imitan la acción de la testosterona, estimulante del sistema nervioso y sexual.
Miel: por algo el viaje de novios se le llama luna de miel. Eleva los niveles de testosterona en la sangre.
Anís: empleado por griegos y romanos, chupaban las semillas de anís para obtener efectos estimulantes. En Oriente se emplea para curar la impotencia y como iniciación para los recién casados.
Almejas y Ostras: las primeras más que por aumentar los niveles de testosterona o estrógenos, estimulan el apetito sexual por su olor y las segundas su olor maritimo evoca al olor genital femenino y a sus sudor, estimulando una gran sensación de erotismo.
Hay otros alimentos que recuerdan a los genitales masculinos como los espárragos, el pepino o el plátano.
Vino tinto: nos relaja y nos desinihibe, que consumido con moderación es la perfecta antesala para un encuentro sexual.
Champagne: Es todo un clásico, elegante, frío, dorado y sobre todo, el efecto que provocan las burbujas favorece la excitación en una cita entre dos.