Sus posibilidades de tener un hijo eran reducidas. Pero ocurrió y, según asegura, en circunstancias extraordinarias. Kelly Hill, una australiana que vive en Brisbane, fue diagnosticada con el Síndrome de Ovarios Poliquísticos. Esta condición dificulta la ovulación, lo cual es fundamental para que se produzca un embarazo. Sin embargo, hace menos de un año, Kelly dio a luz a dos niñas: Olivia y Charlotte.
Según lo que le dijeron Hill y su esposo al programa australiano Today Tonight, lo que pasó fue doblemente extraordinario: además de la dificultad causada por la condición médica, las pequeñas fueron concebidas con varios días de diferencia y una sola relación sexual.
Para tratar de aumentar las posibilidades de que se produjera un embarazo, a la mujer le prescribieron un medicamento.
“No nos dimos cuenta de lo especiales que eran las niñas hasta que nacieron”, afirma Hill en el video.
Aumento atípico de hormonas
Se han documentado muy pocos casos de este tipo, atribuidos a una condición conocida como superfetación.
“Es la ovulación, fertilización e implantación de un segundo embrión durante el embarazo”, le dice a BBC Mundo la doctora María Ángeles Manzanares, de la Clínica de Reproducción Asistida FIV Madrid, en la capital española.
La especialista indica que esta condición se explica debido al aumento atípico de los niveles de estradiol en la fase lútea media, que se inicia después de que se produce la ovulación y puede durar de una a tres semanas.
“Se produce una segunda oleada de reclutamiento folicular, lo que quiere decir que comienza el crecimiento de un nuevo óvulo y, por consiguiente, una nueva ovulación”, señala Manzanares.
“Como el primer embrión todavía es pequeño -prosigue la ginecóloga- los espermatozoides podrían ascender por el útero desde la vagina y llegar a las trompas para producir una nueva fecundación. Las trompas llevan el embrión hacia el útero y se produce una segunda implantación”.
Inusual, pero posible
El concepto de superfetación en humanos es, sin embargo, controversial.
Hay especialistas que coinciden en que esta estrategia reproductiva está presente en varios mamíferos, como el tejón, el visón y la liebre.
Pero afirman que se necesita más evidencia y mejor diagnóstico en el caso de humanos, según un estudio publicado PubMed, una base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos que compila estudios médicos.
Sin embargo, la doctora Francisca Molina, representante de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, le explica a BBC Mundo que, aunque la naturaleza tiene mecanismos para evitar que se fertilice un segundo óvulo, la superfetación puede suceder y está descrita científicamente.
“Un equipo interdisciplinario de la Universidad de Valencia concluyó que puede ocurrir cuando se produce una ruptura de la fase lútea y se bloquea la producción de progesterona, lo que podría generar un nuevo pico de estrógenos y de la hormona luteinizante (tras lo cual se produciría una nueva ovulación)”, indica la doctora.
Molina explica que lo que ocurre, regularmente, es que durante la fase lútea se produce una especie de bloqueo que evita la comunicación entre las trompas de Falopio y el canal cervical con la cavidad uterina, lo que evita la llegada de nuevos espermatozoides y la implantación endometrialde un segundo embrión.
El diagnóstico de este tipo de casos suele realizarse cuando se detecta una discordancia en la edad gestacional de los dos embriones.
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