El país está convulsionado porque sectores irracionales del oficialismo han tomado decisiones equivocadas que afectan de manera dramática la vida de los venezolanos, en especial de los más pobres.

La actual coyuntura social no tiene precedentes en el país. El hambre acosa día a día a los venezolanos luego de una inmensa bonanza de precios petroleros como nunca ante se habían visto.

La corrupción y la mala administración de esos monumentales recursos nos ha traído hasta aquí, hasta esta tragedia humanitaria.

No es la banca venezolana la que está en crisis: es el país entero. Y ellos quisieran que el continente completo lo estuviera para seguir subyugando a nuestros pueblos con los criterios obtusos y vetustos de Raúl Castro y su camarilla de generales corruptos y sus sirvientes civiles de ideología trasnochada.

El gobierno nacional busca ahora nuevos actores ahora para echarle la culpa de todas sus decisiones equivocadas.

Con ello buscan que dejemos de confiar en las instituciones privadas. Buscan este doble objetivo: por un lado hacernos cada vez más dependientes del Estado, y por el otro ocultar el rotundo fracaso de sus políticas económicas.

Los rumores sobre la banca son una jugarreta más para asfixiar a la población, ya que con instituciones sanas, fuertes, capaces de sacar a la gente de la pobreza no podría avanzar su proyecto político de dominación y control.

Si la economía no prospera, ellos pueden seguir sometiendo a los ciudadanos más fácilmente. Y si el dinero y las formas de obtenerlo queda todo en manos del Estado, ellos habrán ganado la partida. Tendrán los esclavos que necesitan para reinar eternamente.

Nemesio Montiel

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