Pantallas, proyectores y circuitos eléctricos invaden por estos días las calles de Francia. Un grupo de 42 artistas -16 venezolanos- latinoamericanos y europeos participan en BYOB Tropical Paris. El proyecto de arte digital y efímero creado por el artista Rafaël Rozendaal en Berlín (2010) arribó a su cuarta edición, en la que se muestran piezas de Pedro Morales, Rolando Peña, Nayari Castillo, Violette Bule, Elias Crespin, Diego Sarmiento y Santiago Torres, Barbara Hertiman, Ivanova Hidalgo y Kiari Bastardo, por mencionar algunos nombres.
“La idea es generar una plataforma de diálogo internacional, que permita insertar a los artistas venezolanos al circuito de creadores europeos”, comenta Miyö Van Stenis, quien junto con Rolando Carmona está a cargo de la curaduría.
En la calle 7 rue d’aubriot, en París, se exhibe una producción audiovisual del príncipe negro. Barril negro sobre negro es una obra en la que Peña reflexiona sobre la manipulación. En pantalla, una barrica de petróleo estalla en pedazos. Sus partículas danzan en el aire como restos de un elemento desecho. “Es una reinterpretación de la teoría del caos del matemático francés René Thom. Para mí un retrato de lo que viven los venezolanos en estos momentos”, reseña el artista en el texto que acompaña la exposición.
La mirada de Pedro Morales reconstruye la memoria de Maracaibo. Con fotografías de su arquitectura y retratos de sus habitantes intervenidas en en un programa digital, el artista transforma los referentes de una ciudad en un código abstracto e imperceptible. “Esta es una de las piezas pioneras del arte digital”, agrega Van Stenis sobre la obra elaborada en 1989.
La propuesta de Santiago Torres involucra directamente al espectador, quien interactúa con su Trame en temps desde su propio dispositivo digital. “En lugar de apostar a la mediación, Torres despoja al visitante de su pasividad, convirtiéndolo en un participante activo de su obra”, apunta la curadora de la exhibición.
Imágenes de Luis Miguel, Hulk Hogan, Arnold Schwarzeneger y Silvestre Stalon constituyen para Violette Bule y Helena Costa un grito de libertad de la mujer moderna. Le reve des femmes de la classe moyenne “es una sátira a los deseos cotidianos de una ama de casa. Se trata de la aceptación del deseo carnal asumido en silencio para no distorsionar la idea de la fémina perfecta”, reza en el texto curatorial acerca de la pieza audiovisual.
Un poema de Jorge Luis Borges le sirve a Bárbara Hertiman para cuestionar en una videoinstalación, la necesidad del ser humano de justificar su existencia. En Elogio a la oscuridad recita versos del poeta argentino acompañados de destellos de luz y formas distorsionadas. Quizás una alegoría a la incapacidad, a veces temporal, del hombre para descifrar su entorno.