Yo, que no soy poeta ni escritora sino apenas una humilde servidora de la música, quiero aventurarme a plasmar con palabras y algunas imágenes, una breve crónica de lo que viví durante la visita de Rafael Cadenas a Madrid.
Fueron para mi dos jornadas luminosas las que nos ofreció el poeta. Los días y horas previas a las citas que le esperaban en la capital española auguraban algo importante: La céntrica plaza de Callao nos mostraba un enorme cartel del “IV Festival de Poesía de Madrid” (PoeMad), con su retrato como figura principal. Y el mismo día de su recital, periódicos como EL PAIS y EL MUNDO le dedicaban sendas entrevistas a página entera. Un reconocimiento, sin duda, a la importancia de su obra.

El auditorio de Conde Duque, un antiguo cuartel militar hoy devenido en albergue para la cultura y las humanidades, fue el escenario del primer encuentro el sábado 18 de Octubre. Allí, a las 5:30 de la tarde nos encontramos los amigos, las caras conocidas y parte de la diáspora intelectual y artística de venezolanos residentes en España. Uno a uno fuimos llegando: Adriana Bertorelli, Patricia Anzola, Juan Carlos Chirinos, Eduardo Sánchez Rugeles, Marina Gasparini que venía a visitarnos desde Venecia y tantos otros cuyo nombre no retengo. Dentro ya estaba Lisbeth Salas, siempre lista con su mirada entre las manos, dispuesta a retratar el momento. El poeta entró puntual a la sala, con paso tímido escoltado por la entrañable Milena, su esposa y amigos. Le acompañaba también el periodista y escritor canario Juan Cruz, quien ejercería como presentador y acertado interlocutor del poeta.

Una vez hecha la introducción a la figura de Cadenas por parte de Cruz, el poeta abrió la tarde con emotivos agradecimientos a quienes hicieron posible su presencia en Poemad y en especial a Ana Nuño, quien fue la artífice de la “Antología” publicada por Visor, la primera muestra de su trabajo a los lectores de España. Y agradeciendo también al exilio de juventud que le hizo un hombre libre, inició la lectura de su selección de poemas. Con pausada voz nos entregó de nuevo las palabras que conforman su obra: “Una isla”, “Falsas Maniobras”, “Memorial”, “Dichos” y su mas reciente poemario, aún inédito, “En torno a Basho y otros asuntos”. Juan Cruz intervino en un par de ocasiones entre las lecturas, haciendo preguntas al poeta y fue quizá en estos momentos cuando quienes presenciamos este recital, nos encontramos mas conmovidos. Sus comentarios a partir de frases de Camus que propuso Juan Cruz o el instante inolvidable en que quizá con un ánimo mas periodístico que literario, éste le inquirió al poeta:

– En este momento, ¿qué le dice la palabra Venezuela? A lo que Cadenas respondió desarmándonos con inefable ternura:

– ¿Venezuela? Me hace falta…

Me permito citar aquí las palabras que el escritor Juan Carlos Chirinos escribió en las redes sociales para describir lo que allí vivimos: “Cada palabra de Rafael Cadenas es un dardo que cruza el lenguaje y lo enciende. Lloramos, reímos, nos emocionamos, nos arrobamos con él, con su inteligencia llena de sabiduría, con su consejo en cada mirada, en cada gesto”.

La segunda cita tuvo lugar el día 21 en la Casa de América. Se realizó a modo de homenaje, una mesa redonda titulada “Las falsas maniobras de Rafael Cadenas. Reflexiones sobre su obra”.

En ella participaron, bajo la moderación del escritor y crítico peruano Julio Ortega, personalidades como Antonio López Ortega, escritor y editor venezolano y por el país anfitrión César Antonio Molina, escritor y ex-ministro de Cultura, Olvido García Valdés Premio Nacional de Poesía 2007 y Ernesto Pérez Zúñiga una de las nuevas voces de la poesía y la narrativa española. Cada uno de ellos ofreció su visión acerca de la obra de Cadenas ante un público que desbordó la pequeña sala Cervantes, a tal punto que obligó al personal a abrir las puertas de la sala contigua para dar cabida a todos. Y es que se sumaron a este nuevo encuentro mas rostros de venezolanos que no querían perder la oportunidad de compartir y escuchar al poeta. Al finalizar la disertación de los panelistas le invitaron a tomar la palabra. Se excusó por haber llegado un poco tarde perdido entre el laberinto de pasillos de la Casa de América y por no haber preparado nada:- “Soy un mendigo verbal”, dijo. Sin embargo, aunque brevemente compartió algunas palabras y pensamientos que le inspiraron sus días en Madrid.

Me quedan en la memoria las palabras de César Antonio Molina: “La poesía de Cadenas no es humilde, es sabia”. Si, y de ello fuimos agradecidos testigos.

Elvia Sánchez para EMP

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