El último fenómeno de El Niño, apodado “Godzilla” por la NASA, está muerto. Así lo declaró la Administración Nacional Océanica y Atmosférica de EE UU (NOAA) en su actualización mensual, al indicar que el Niño concluyó a 15 meses de su inicio, en marzo de 2015. El Niño es un calentamiento natural de partes del Pacífico Central que cambia el clima alrededor del mundo.

“No queda nada (de El Niño)”, dijo Mike Halpert, subdirector del Centro de Predicción del Clima de NOAA. El experto aseguró que este Niño produjo sequías en partes de África e India y jugó un rol en la temporada récord de huracanes en el Pacífico.

Halpert dice que este fenómeno pasará a la historia como uno de los tres Niños más fuertes de los que se tiene registro, junto a los eventos de 1997-1998 y 1982-1983.

En partes del Pacífico Central, las temperaturas oceánicas fueron incluso mayores y más dañinas que las del año 1997, dejando cicatrices “escritas en la geografía y apariencia de los arrecifes de coral que estarán ahí por décadas”, indicó Kim Cobb, científica del clima de Georgia Tech.

“Este Niño ha causado algunos de los peores descoloramientos y muertes de corales de cualquier evento que hayamos visto”, dijo Mark Eakin, coordinador de monitoreo de corales de NOAA.

La Tierra está actualmente en la parte neutral de los ciclos naturales de los Niños, que incluye su alternativa más fría, La Niña. Esta contraparte del fenómeno climático estará presente a finales de año en 50% y a principios del años siguiente en un 70%.

La Niña generalmente lleva consigo vientos huracanados en el Atlántico, en vez del Pacífico. Durante el verano del hemisferio Sur, trae más lluvias a partes de Australia e Indonesia y temperaturas más bajas a partes de África, Asia, Sudamérica y Canadá.

Con información de AP

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