¿Qué diferencia hay entre comerse a una vaca, un pollo, o un cerdo, de un perro o un gato? Posiblemente, eso que llaman cultura. Lo que te parece una verdadera aberración, quizás se deba únicamente al sitio donde caíste en el planeta. Quizás no. Los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur reabren un viejo debate.

Hoy viernes se oficializaba el inicio de las Olimpiadas. Sin embargo, desde hace varias semanas Corea del Sur se ha visto inmerso en una vieja polémica, amplificada ahora por la llegada de las cámaras de medio mundo con motivo del evento deportivo.

Perro en un granja de Corea del Sur. AP

Resulta que a medida que se acercaba la ceremonia de apertura en Pyeongchang, las autoridades locales trataban hacer ver que la gastronomía de la ciudad fuera lo más atractiva posible para los extranjeros. Sin embargo, no todos los restaurantes están de acuerdo con ello.

El problema de raíz es una solicitud de las autoridades locales advirtiendo a los restaurantes de Pyeongchang que dejen temporalmente de servir platos que incluyen carne de perro durante los Juegos Olímpicos. De hecho, el gobierno ha ofrecido subsidios a los restaurantes que cumplan la norma, aunque solo dos de los 12 restaurantes que sirven carne de perro en la zona han aceptado dichos subsidios.

Un gato ofrecido en el Festival de Yulin. AP

Según los informes, otros restaurantes han insistido en que retirar los platos a base de perros de sus menús, incluso durante un corto período de tiempo, ha perjudicado las ventas en el pasado. Sí, porque Corea del Sur es uno de los países donde todavía se sirve carne de perro.

En realidad, cada vez son menos, e incluso en la propia Corea hay más detractores que hace varios años. Taiwán, por ejemplo, prohibió la venta y el consumo de gatos y perros el año pasado, después de una serie de casos de crueldad que causaron gran indignación en la opinión pública. Allí ahora tienen una nueva Ley de Protección de Animales donde cualquier persona que venda, coma o compre animales para su consumo tiene multas de hasta 5 mil dólares.

Mercado de Gyeongdong con la venta de carne de perro. Wikimedia Commons

Contamos la historia de Taiwán porque supuso un hecho histórico. Taiwán fue el primer país asiático que reprimió la práctica pero, ¿qué ocurre con el resto del continente?

Lo cierto es que la práctica de comer perros (y gatos) se ha vuelto menos común a medida que aumenta la propiedad de mascotas, y las nuevas generaciones tienen una visión contraria a la hora de comer animales domésticos. Sin embargo, se estima que más de 25 millones de perros en toda Asia siguen siendo alimento de consumo humano cada año, según Humane Society International.

Festival de Yulin. AP

La práctica es más común (aunque no está muy extendida) en China, Corea del Sur, Filipinas, Tailandia, Laos, Vietnam, Camboya y la región de Nagaland en la India. En China, por ejemplo, es difícil obtener cifras exactas, pero se cree que es responsable de la mayoría de los casos mundiales de matanza de gatos y perros (entre 4 y 10 millones son sacrificados).

Para los chinos, la tradición de comer perros data de miles de años, a pesar de que a menudo se mantienen como mascotas. De hecho, cada año en el mes de julio la ciudad de Yulin, en el sur de China, organiza un festival de carne de perro, espacio donde se venden perros y gatos vivos específicamente para comer. Se estima que unos 10.000 son sacrificados por su carne.

Gaegogi Jeongol, receta de Corea del Sur. Wikimedia Commons

En Corea del Sur, los platos de carne de perro son tan comunes que tienen su propio nombre: Gaegogi. El país tiene casi 18.000 granjas de perros donde los animales se preparan para el consumo humano.

Según las tradiciones, algunos surcoreanos creen que la carne de perro tiene beneficios especiales para la salud. Otros creen que tiene propiedades medicinales, particularmente en lo que se refiere a la virilidad. También se cree que la carne de perro estimula la energía y suele consumirse durante el intenso verano coreano.

Granjas de perro en Corea del Sur. AP

Cuentan los libros de historia coreanos que en 1816, Jeong Hak-yu, el segundo hijo de Jeong Yak-yong, un prominente político y erudito de la dinastía Joseon de la época, escribió un poema donde hablaba de una fuente importante de la historia folclórica coreana.

En el poema describía lo que hicieron las familias campesinas coreanas ordinarias en cada mes del año. En la descripción del mes de agosto, el poema habla de una mujer casada que visitaba a sus padres biológicos con carne de perro hervida, pastel de arroz y vino de arroz, mostrando así la popularidad de la carne de perro por aquellas fechas.

Es posible que de ahí surgiera unos de los platos más “populares” con carne de perro, el Bosintang, una sopa o estofado que contiene carne de perro con vegetales. La raza principal criada para la carne es una raza local no específica comúnmente nombrada como Nureongi o Hwangu, aunque algunos medios hablan de labradores, retrievers y cocker spaniels.

Antes de “cocinarlos”, la mayoría de los perros son sacrificados por electrocución, o colgados y golpeados en la cabeza antes de desangrarlos. Precisamente este es uno de los temas más controvertidos sobre el consumo de carne de perro en Asia, a menudo centrado en los métodos de matanza empleados.

Sea como fuere, y como decíamos al inicio, esa percepción parece estar cambiando a medida que el país comienza a considerar a los perros como mascotas más que como alimento. Aunque se cree que entre el 5 al 30% de los surcoreanos han comido carne de perro al menos una vez en su vida, solo un pequeño porcentaje de la población lo come con regularidad. Y con los Juegos Olímpicos ha vuelto a surgir el debate dentro y fuera de Corea.

GIZMODO

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