Dos familias musulmanas custodian la entrada al lugar santo y se encargan desde hace ocho siglos de la llave de hierro

Sabemos que el Santo Sepulcro, en Tierra Santa, es cuidado por la iglesia católica, la iglesia armenia y la iglesia greco-ortodoxa mayoritariamente. Cada una tiene sus áreas de influencia dentro de este sacro lugar y guardan celosamente sus ritos y costumbres. En el siglo XIX se ratificó lo que se denominó status quo, que definió las obligaciones y responsabilidades de cada una de las comunidades cristianas dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro y fijó límites y áreas comunes.

Durante un recorrido, casi en la entrada de la iglesia, podía ver a un hombre sentado en un banco exactamente emplazado en la entrada, quien, muy tranquilamente, observaba el ingreso y egreso de los peregrinos, turistas y curiosos que se acercaban al lugar.

El guía explicó que se trataba de uno de los miembros de las dos familias musulmanas encargadas de guardar las llaves de este sacrosanto lugar por los últimos ocho siglos. Son las familias Joudeh y Nuseibeh, que se han pasado de generación en generación esta importante tarea, ya que son ellos quienes abren, cierran y custodian las puertas de entrada.

Así es como ha sido por cientos de años: un Joudeh todas las mañanas lleva la llave, que es entregada en la puerta a un Nuseibeh, que se encarga de la apertura. Luego la llave es devuelta a la familia Joudeh. Por la tarde, los Nuseibeh se acercan a la puerta para que les sea entregada la llave para cerrar el recinto; una vez hecho vuelve a la familia Joudeh.

La famosa llave de hierro va colgada en el cinturón de quien cuida el ingreso y egreso de los visitantes.

EL NACIONAL

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