Ya sin la adrenalina que corría por su cuerpo la semana pasada, cuando se colgó el bronce en el BMX de Río 2016, la bolivarense recordó sus motivaciones
Antes de la medalla de bronce y de la gran avalancha mediática nacional e internacional, Stefany Hernández tuvo un punto de quiebre en la semifinal del BMX femenino de Río 2016. Cayó de la bicicleta en la segunda carrera de la fase y se dio cuenta de que su lucha por la medalla se podía esfumar. “Llegué a la carpa de Venezuela y casi que nadie me veía la cara”, comentó ayer, sin la adrenalina de la semana pasada.
Un puesto entre las tres mejores de la tercera y última válida de la semifinal era la única opción para poner su nombre en la final. Ese era el centro de sus pensamientos, que no le hacían olvidar el dolor en las rodillas por el golpe de la caída. Se dio cuenta de que no podía más. “Sentí tanta frustración que en ese momento me dieron ganas de llorar”, recordó. En esos instantes cualquier persona desea la presencia de alguien cercano, por suerte para Stefany su madre estaba allí.
“Escuché: ‘¡Niña!’. Era mi mamá que había bajado de las gradas”, contó la bolivarense. “Me gritaba: ‘¡Vamos! ¡Tú puedes!’. Luego mi entrenador me dio ánimos. La salida que hice en la tercera semifinal fue genial, logré el segundo lugar y el pase a la final. Para mí ese fue el momento cumbre de los Juegos Olímpicos. El más especial. Estar entre las ocho mejores significó que el trabajo se había completado”.
Pero las credenciales de la ciclista daban para más. Cumplió con los pronósticos al colgarse el bronce, solo por detrás de la campeona Mariana Pajón, de Colombia, y de la plata de la estadounidense Alice Post. Indudablemente, es el mejor momento en la carrera de la joven de 25 años de edad, que conoce el deporte extremo desde que tiene uso de razón.
“Yo nací con esta pasión”, aseguró. “A mi mamá le dieron los dolores de parto un sábado, mientras estaba en una pista viendo la competencia de uno de mis hermanos”.
Pasará poco más de un mes para que Hernández vuelva a retumbar en el ámbito deportivo. “Quiero descansar unos días, ir a entrenar a La Fragua (estado Miranda) y luego ir a un campeonato mundial que tengo en Estados Unidos, el primer fin de semana de octubre”.
Estudios Internacionales
La idiosincrasia venezolana se nota en cada expresión de Stefany Hernández. “Amo mi país como a nada, pero mi vida está radicada en Suiza (donde se entrena)”, dijo. En el montañoso país de Europa ya tiene pensado un futuro lejos de las veloces pistas del BMX. “En poco tiempo comenzaré allá con mis estudios. Quiero dedicarme a las Relaciones Internacionales”, comentó. Además, sus planes incluyen un puesto gerencial en el Comité Olímpico Venezolano. “No me cuesta soñar en grande y hay ideas para plantearlas en mis compañeros deportistas”, concluyó.