El ministro de Turismo, Andrés Izarra, no la tiene muy fácil a la hora de vender su gestión de gobierno ni la imagen de Venezuela como destino turístico. Es por esto que tiene que apelar a indicadores y cifras estadísticas que, consideraciones aparte de su confiabilidad, no le dicen nada al turista promedio ni al venezolano de a pie.

Porque lo que la gente anhela, quiere y aspira es que haya seguridad, poder adquisitivo y una sólida infraestructura para poder volver a disfrutar de las bellezas geográficas de nuestro país. Mientras eso no exista, toda la publicidad acerca de “Venezuela, un destino chévere” será pura y simplemente una cháchara vacía. Y eso lo sabe el más sonriente funcionario de la administración pública.

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