En el rostro juvenil de Arlenys Chávez, encargada de una tienda de tatuajes en Caracas, destaca la intensidad del azul aguamarina que pigmenta la parte blanca de sus ojos. Aunque el tatuaje ocular adquiere más popularidad entre los aficionados a la modificación corporal, especialistas alertan sobre los peligros de ese tipo de procedimiento para la salud.
El médico internista Alberto Paiva Rivodó, profesor de posgrado universitario, explicó que la pigmentación de la capa esclerótica que protege los ojos de partículas y elementos externos implica una alta probabilidad de infección ocular.
“El riesgo es altísimo porque el ojo es una proyección del sistema nervioso rodeado por mucosas que están expuestas. Cualquier infección puede trasladarse al cerebro rápidamente”, dijo.
Añadió que en esos casos la administración de medicamentos es complicada: “Los antibióticos no penetran en las capas protectoras de los ojos y el cerebro”.
Entre las complicaciones de salud que el tatuaje ocular puede ocasionar se encuentra la aparición de abscesos infecciosos en los parpados como resultado de una escleritis por estafilococos, proceso infeccioso a través del cual los microorganismos entran en el globo ocular, según el especialista.
“Cuando la infección de los tejidos que están detrás de la membrana esclerótica causa una endoftalmitis hay que extraer ambos ojos”, advirtió.
Otra de las consecuencias de los procesos infecciosos es la ptisis bulbi, que ocasiona pérdida de la visión. “En ese caso el iris y los tejidos internos mueren y los ojos se vuelven opacos. Es muy grave”, destacó. Indicó que en otros pacientes es frecuente la uveítis, una reacción inflamatoria de la capa media del ojo entre la esclerótica y la retina.
Piel en peligro. El tatuaje corporal sigue de moda. El internista señaló que las tintas utilizadas para pigmentar la piel son sustancias de origen mineral que causan poca reacción alérgica, pero no son inertes dentro del organismo.
La decoloración del tatuaje, dijo, se debe a la acción de las células macrófagos, que se encargan de destruir las partículas de tinta que se depositan en las capas más profundas de la piel: “Estas células se movilizan por el cuerpo y migran esas sustancias a otros sitios como lo ganglios”.
Aunado con la migración de sustancias colorantes está el riesgo de contraer infecciones como VIH, hepatitis B y C y paludismo por el uso compartido de agujas. La población bacteriana que convive en la dermis de cada persona puede, explicó Paiva, desencadenar infecciones importantes que pasan al torrente sanguíneo, una vez que la aguja penetra en la piel, a un ritmo de 1.000 revoluciones por minuto, unas 800 veces en 60 segundos. “Cuando la piel es perforada se abre una grieta por donde entran bacterias que actúan de forma patógena”, dijo.
Insistió en la importancia de los controles sanitarios con el fin de evitar la propagación de infecciones y enfermedades que ponen en riesgo la salud: “Es importante que estas casas de tatuaje sean supervisadas con minuciosidad”. Aconseja a la población abstenerse de someterse a cualquier procedimiento sin verificar el estado de salud de los tatuadores y las condiciones de asepsia del establecimiento.