Anna Wintour (64 años) va camino de convertirse en una leyenda en sí misma. Nunca en el mundo de la moda había existido una directora de revista tan poderosa y tan mediática. Tanto es así, que en los desfiles a los que acude es más observada ella y su estilismo que el propio desfile en sí… Es la única que tiene varios libros sobre ella en el mercado, una película inspirada en ella; «El diablo viste de Prada», un documental y desde ahora, un musical.
Si, un musical inspirado en una de las mujeres más calladas y más frías del planeta. Pero ella lo vale, lo inspira, y probablemente, lo baile, porque Ryan Raftery ha creado el musical que se llama «Ryan Raftery is The Most Powerful Woman in Fashion», o lo que es lo mismo, en su traducción al español: «Ryan Raftery es la Mujer más Poderosa de la Moda». Inspirado en la todopoderosa Wintour. Se representa en Nueva York, hasta el 5 de septiembre, justo antes de empezar la semana de la moda de Nueva York.
Su hija Bee Shaffer ya ha ido al musical, e incluso bromeado con las pelucas que se utilizan con el corte de su madre, que no ha cambiado en los últimos 25 años.
El argumento tiene una trama al más puro estilo Wintour, en la que las modelos, portadas y diseñadores tienen un papel protagonista. Y por supuesto, ella, que se mantiene en el puesto después de 26 años y es también la supervisora artística de todas las publicaciones del grupo Condé Nast. Un plus de poder que le ofrecieron los dueños del grupo, la familia Newhouse para que no aceptase la embajada de Estados Unidos en Inglaterra o en Francia por su apoyo al Presidente Obama en su última elecciones a la Casa Blanca.
Anna Wintour ha sabido crearse el mito a lo largo de los años. Adorada y odiada a partes iguales. Hunde y lleva a la gloria a diseñadores. Pero en ella ni todo es tan negro ni tan blanco. Ha tenido guiños solidarios y gestos amables con diseñadores y jóvenes promesas. Pero también ha dado plantones, a Giorgio Armani, con quien tuvo una pelea hace años, o la última, con los Dolce & Gabbana, que presionaron a la famosa editora para que no saliese a la luz un artículo en Vanity Fair con sus miserias con la justicia italiana.
