Debía ser el primer día sin violencia, pero Alepo tuvo ayer otra jornada de bombardeos aéreos y obuses de artillería, mientras los civiles huían desesperados de las explosiones. Las fuerzas del régimen sirio de Bashar Assad y sus aliados extranjeros no acataron el cese del fuego acordado por intermedio de Rusia y Turquía, y los combates con los pocos rebeldes que aún permanecen en la destruida ciudad se reanudaron. Anoche se anunció un nuevo acuerdo para permitir la salida tanto de los rebeldes como de los civiles atrapados en el Este de la ciudad. De todas formas, en términos militares la batalla de Alepo ha terminado, con una victoria total de Assad gracias al decisivo apoyo directo de los aviones de Rusia y las milicias y armas pesadas de Irán.
Ayer se debía hacer la evacuación del último reducto de los rebeldes, tanto los laicos del Ejército Libre de Siria como de las milicias islamistas sunitas así como de los miles de civiles que permanecen atrapados en los barrios bajo su control. Pero el acuerdo de evacuación colapsó durante la jornada y agonizaba anoche bajo las bombas de los aviones de Assad. Tras unas 15 horas de relativa calma, la aviación y la artillería del régimen sirio volvieron a martillar los últimos barrios bajo control rebelde, donde unos 7.000 combatientes y 50.000 civiles permanecen asediados, sin agua, comida ni medicinas.