Dos altos funcionarios del gobierno estadounidense aseguraron que el gobierno del presidente Donald Trump sopesa su próxima medida “dura y rápida” contra su homólogo venezolano Nicolás Maduro.

En ese sentido, señalan que la Casa Blanca está estudiando una vez más sanciones que pudieran afectar la producción de petróleo en Venezuela-

Aunque un embargo total sobre la compra de crudo venezolano, la llamada “opción nuclear”, se está discutiendo activamente, el gobierno se centra en sanciones más quirúrgicas que bloquean la venta a Venezuela de crudo y productos derivados del petróleo por parte de empresas norteamericanas, y entorpecer el sector petrolero de Caracas sin afectar directamente al pueblo venezolano, reseñó El Nuevo Herald.

“Es muy real (…) es un asunto determinar cuándo la próxima ronda de sanciones va a ejercer la presión máxima”, indicó a McClatchy un alto funcionario del gobierno, aunque reveló que este nuevo paquete de sanciones se podría implementar en los próximos tres meses.

Específicamente, el gobierno estudia prohibir que firmas estadounidenses vendan unos 3.5 millones de barriles de crudo y derivados a Venezuela, como la nafta disolvente, que se usa para diluir el crudo pesado para que pueda avanzar por más de 60 millas de tuberías desde la Faja Petrolífera del Orinoco hasta la costa, donde se procesa o se exporta.

Y aunque un embargo petrolero completo probablemente quitaría al Ejecutivo de Venezuela el dinero que necesita en momentos de una profunda crisis económica, el gobierno de Trump se ha mostrado renuente a tomar medidas drásticas debido al impacto que pudieran tener sobre el pueblo venezolano, además del potencial de dañar la industria petrolera estadounidense y a los consumidores de este país.

Analistas del sector petrolero han ido a la Casa Blanca

Analistas del sector petrolero han participado en los últimas semanas en discusiones en la Casa Blanca y el Departamento de Estado sobre las consecuencias potenciales de un embargo petrolero total o las ventas de crudo y sus derivados a Venezuela.

“Yo dije que la segunda opción es mejor. Les dije: ‘Miren, ellos se están matando a sí mismos de todas maneras. Si nos involucramos ahora van a tratar de culparnos. Ya lo están haciendo, pero cuando tu enemigo se hace daño a sí mismo, uno no lo detiene”, dijo Russ Dallen, socio gerente del banco de inversión estadounidense Caracas Capital Markets.

Asimismo, Michael Leger, jefe ejecutivo de la firma asesora Turner, Mason & Co, apuntó que bloquear la venta a Venezuela de productos como la nafta afectaría menos al sector petrolero venezolano, pero todavía pudiera afectar a los refinadores, que dependen cada vez más de la venta de productos refinados a América Latina: “Si se reduce ese mercado, eso significa que alguien tiene que reducir la producción y eso pudiera afectar la rentabilidad de los refinadores estadounidenses, y en definitiva lo que tienen que pagar los consumidores en Estados Unidos”, dijo al tiempo que señaló que ello también pudiera hacer aumentar el precio de la gasolina.

A corto plazo, bloquear las ventas de crudo estadounidense a Venezuela pudiera afectar severamente la capacidad de producción venezolana. A largo plazo, Venezuela podría seguir produciendo crudo comprando los productos que necesita en otra parte, como Rusia o China, pero Dallen dijo que eso costaría más al monopolio estatal venezolano PDVSA. Venezuela también pudiera burlar las sanciones, por ejemplo, comprando productos estadounidenses a un tercer país.

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