El Gobierno francés rectifica de nuevo ante la presión social y autoriza una manifestación que había prohibido unas horas antes. La tensión entre sindicatos franceses y Gobierno a cuenta de la contestada reforma laboral se disparó este miércoles cuando la movilización empezaba a perder fuelle. Cumpliendo su amenaza, y en un gesto sin precedentes en las últimas décadas, el Ejecutivo había prohibido la protesta que siete organizaciones habían convocado para el jueves en el centro de París. Ante la avalancha de airadas protestas de todo el arco político y el mantenimiento de la convocatoria, el Gobierno ha rectificado. La protesta se celebrará, aunque por un recorrido diferente pactado entre el Ministerio del Interior y los sindicatos.
El ministro del Interior, Bernard Cazenueve, pidió el pasado lunes a las centrales sindicales que, por razones de seguridad, organizaran una concentración en lugar de una marcha en el centro de la capital. Cazenueve afirmaba que podrían evitarse así los habituales incidentes que grupos minoritarios de violentos protagonizan en casi todas las protestas callejeras contra la reforma laboral. Los sindicatos rechazaron de plazo esa opción y no alcanzaron acuerdo alguno con la policía en sus conversaciones del martes.
Parlamentarios y otros cargos electos del Partido Comunista anunciaron por su parte que acudirían a la manifestación. En la extrema derecha, la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, habló de “un grave atentado a la democracia” y el jefe de la oposición, el expresidente Nicolas Sarkozy, consideró que el veto no era “razonable”.
Los líderes de la CGT y FO, Philippe Martinez y Jean-Claude Mailly, exigieron ver al ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, quien los recibió de inmediato. Le transmitieron que mantendrían a toda la cosa la protesta. Cazeneuve cedió: se autoriza la manifestación en la zona prevista por los sindicatos, pero por un recorrido diferente y más corto. Los líderes sindicales se han considerado satisfechos y el ministro se ha limitado a decir que “no se tolerará ninguna violencia”.
A la hora de exigir la concentración en lugar de la marcha, el titular de Interior había asegurado que, en los tres meses de protesta sindical, ya son 554 los policías que han resultado heridos. Los últimos incidentes se produjeron en la manifestación del pasado viernes en París, cuando los violentos destrozaron incluso grandes paneles acristalados de un hospital de niños. Cazeneuve acusó entonces públicamente a militantes de la CGT, el principal sindicato de Francia, de haber participado en los incidentes.
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