Mauricio Macri ha hecho historia. Tan solo lleva seis meses en la presidencia de Argentina, pero al llegar al poder ya cambió el curso del país. Este empresario de 57 años consiguió arrebatar el mando a los partidos tradicionales que monopolizan Argentina desde 1983. Sin embargo, este no es su verdadero mérito. Con un partido nuevo y una propuesta de diálogo y unión, Macri consiguió que en el país se empiece a respirar, lentamente, un clima alejado de la crispación, la división y la violencia del discurso que dominó el país durante los 12 años de kirchnerismo.
–¿Qué fue lo peor que se encontró al llegar a la presidencia?
–Encontré un Estado devastado, carcomido por la inoperancia y la corrupción. Sin saber cuáles eran las reservas, el porcentaje de inflación, de pobreza, de PIB, las estadísticas de inseguridad, ni siquiera de accidentes de tráfico… Ha costado mucho empezar a construir una herramienta de navegación. Hemos tenido que pilotar un avión sin instrumental.
–Están apareciendo en España fuerzas bastante similares al populismo latinoamericano como Podemos…
–Sí, que han estado financiados por el chavismo y también el kirchnerismo.
–¿Qué puede suponer para Europa y concretamente España la irrupción de partidos que importan ideas populistas de Latinoamérica?
–Es un peso. Hemos visto que los municipios gobernados por ellos no están haciendo las cosas bien. Hay que tener mucho cuidado con estas propuestas de disrupción que no tienen responsabilidad con la gestión. Yo vengo de un partido nuevo que propuso algo diferente para la política. He sido acusado de transgresor, pero la realidad es que la transgresión estuvo en la forma de comunicarnos, de afrontar las situaciones y armar equipo. Siempre quedó claro que nuestro compromiso es ayudar para que la gente viva mejor. No puede darse un cambio para empeorar la situación. Buscamos y dimos resultados en la ciudad (fue jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires) y ahora tenemos la enorme tarea y responsabilidad de hacer lo mismo a nivel nacional. Estamos en ese camino, aunque aún hay poco recorrido.
–Fernando Esteche (líder de la organización política de izquierdas «Quebracho») dijo que «el Gobierno va a caer y vamos a ayudar a que caiga». ¿Le preocupa que haya una operación en su contra para derrocarlo?
–Son dirigentes que realmente no tienen un compromiso democrático. Pero, por suerte, la mayoría de los argentinos, a pesar de lo que ha significado el esfuerzo en la economía para generar las condiciones y volver a crecer, está apoyándonos con un enorme nivel de esperanza. El 60 por ciento de la gente piensa que el año que viene vamos a estar mejor y que este es un cambio para bien. Siempre hay un grupo minoritario de inadaptados, pero que no tienen peso.
–Un estudio del Grupo de Opinión Pública cifraba en más de diez puntos la caída de su popularidad y lo atribuían en parte al «tarifazo» (importantes aumentos en agua, luz, gas…). ¿Se lo esperaba?
–Yo creo que al revés. Tener el 60 por ciento de aprobación habiendo tomado las medidas que hemos tomado muestran que realmente hay un enorme nivel de apoyo y de crecimiento. Estoy orgulloso de los argentinos. Hemos aprendido, hemos crecido y hemos entendido que el camino es el del esfuerzo, el de la cultura del trabajo, el de decir la verdad, el de respetar la independencia de poderes, la libertad de expresión… Y eso es lo que está haciendo este Gobierno desde el primer día. Si yo le decía hace un tiempo que todo lo que pasó en estos seis meses iba a pasar, me hubiese tildado de loco. Algo bueno hemos hecho los argentinos como para producir semejante cambio.
Macri tiene poder y dinero. ¿Qué lo llevó a coger las riendas de un país que se deshace?
–Que amo mi país y creo mucho en mi gente. Creo en los argentinos. Tenemos un destino de grandeza y tenemos que hacer valer lo que somos capaces de hacer y entender que el «truco» es un juego de cartas muy bueno, muy divertido, pero es un juego. En la vida no se puede vivir engañando, mintiendo porque eso tiene patas cortas. Ahora que nos hemos decidido a decir la verdad, a cumplir los compromisos y a apostar por nuestro esfuerzo personal, estoy seguro de que cada año más argentinos van a vivir mejor.
–Prometió en campaña que iba a pedir la liberación del líder opositor venezolano Leopoldo López. Lo cumplió al reclamar durante la 49 Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur «la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela». ¿Se esperaba la reacción de la canciller Delcy Rodríguez, que acusó erróneamente al Gobierno argentino de doble moral por «liberar a los responsables de las torturas durante la dictadura» y que ya había criticado la «persistente e ilegítima injerencia en asuntos internos de Venezuela»?
–No me preocupa la reacción del Ejecutivo venezolano. Es un Gobierno que ha violado todos los derechos humanos, por los cuales estamos todos trabajando y defendiendo. Ha llevado a la hambruna y al abandono a la población venezolana. Por eso necesitan un referéndum, necesitan ir a elecciones lo más rápido posible.
–Se criticó que Argentina bajó el tono contra el Gobierno de Nicolás Maduro ante la Organización de Estados Americanos (OEA), ya que no apoyó la Carta Democrática invocada por el secretario general, Luis Almagro, que veía una «alteración del orden constitucional» en Venezuela. ¿Por qué se muestra más tibio?
–No es así. Hemos hecho lo mismo que veníamos haciendo. Buscamos distintos caminos que nos llevasen a este resultado, de elecciones lo antes posible y siempre ratificando nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos en Venezuela.
–El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Henry Ramos Alllup, señaló por lo sucedido en la sesión de la OEA que «Cristina (Kirchner) al menos no era hipócrita»…
–En la OEA logramos hacer la votación, se hizo y no nos fue bien. Pero me intercambio permanentemente mensajes con la mujer de Leopoldo López (Lilian Tintori) y siempre me ha agradecido todo lo que hemos hecho.
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