La llegada a la región del presidente de Rusia, Vladimir Putin, no solo corresponde a su participación en la cumbre de los Brics, pues el mandatario ruso inició su gira el viernes pasado en Cuba. Luego hizo escala en Nicaragua, antes de continuar hacia Argentina y Brasil.

Este viaje de Putin a la región busca una mayor influencia en países vecinos a Estados Unidos, en momentos en que está bajo presión de Occidente para contener a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.

Antes de iniciar su gira, destacó que Rusia está interesada “en crear alianzas plenas y tecnológicas” en los sectores de petróleo y gas, hidroenergía y energía nuclear, construcción de aviones y biofarmacéutica.

La visita a Nicaragua fue la más sorpresiva, pues no estaba en la agenda oficial.

Por lo mismo, refuerza el interés de Rusia en tener de cerca a un aliado en Centroamérica, con relaciones de estrecha cooperación que en el campo militar causan inquietud.

Además, llega a esta cita multilateral en un momento en que la crisis ucraniana ha aislado a Moscú en el escenario internacional y la ha excluido del G8. Por eso, el mandatario, en Río de Janeiro, se reunirá con la canciller alemana, Angela Merkel, según lo informó el gobierno ruso.

Los líderes de las potencias emergentes Brics –que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– pretenden lanzar su propio banco de desarrollo, un contrapeso al sistema financiero internacional, en su VI Cumbre en Fortaleza (Brasil), a la que seguirá una inédita reunión con mandatarios suramericanos en Brasilia.

EL TIEMPO

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