La presidente, que asumió su defensa, denunció que se está ante un golpe de Estado promovido por un gobierno usurpador

Con mirada y voz firme la presidente suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, enfrentó ayer una jornada que quedará en la historia: ejerció su propia defensa ante los senadores que quieren darle fin a su gobierno en las próximas horas.

Con un semblante tranquilo, Rousseff llegó al Senado poco después de las nueve de la mañana a través de un acceso en el subsuelo. Recibió el saludo de un pequeño grupo de manifestantes a los gritos de “Dilma, guerrera de la patria brasileña”. Invitados como el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el célebre cantautor Chico Buarque se sumaron luego para acompañarla desde las tribunas.

Vestida con una chaqueta oscura estampada de flores, la mandataria no perdió la compostura durante su comparecencia y mostró en su mensaje que estaba bien preparada para la sesión.

Con voz enérgica, quebrada a ratos, Rousseff llamó al Senado brasileño a manifestarse contra su destitución e impedir “un golpe de Estado”, antes de la votación que dejará a la izquierda fuera del poder del gigante suramericano.

“Estamos a un paso de la concreción de un verdadero golpe de Estado”, reiteró Rousseff en su defensa, en el umbral del juicio político. “Si se consuma, resultará en la elección indirecta de un gobierno usurpador”, añadió la  presidente de 68 años de edad, quien repitió que es “inocente”.

Esta es la primera oportunidad que tiene la mandataria de defenderse en el Congreso y es la última carta antes de la votación que decidirá sobre su destitución definitiva, probablemente hoy o mañana.

“Lucho por la democracia, por la verdad, por la justicia. Lucho por el pueblo de mi país”, expresó mientras insistía en que defiende la democracia.

Después de su discurso comenzó el interrogatorio en el que participaron más de 40 senadores. Recibió algunos apoyos de aliados, pero el foco principal fueron indagaciones de sus opositores. “Si usted falseó cuentas públicas, ahora también falsea la historia de este proceso”, afirmó el senador Aloysio Nunes, del Partido de la Social Democracia Brasileña. La senadora Simone Tabet, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, aseveró: “Gastó lo que tenía y lo que no tenía, pidió a bancos a los que no podía (pedir)”.  Y Rosseff respondió repetidamente: “No he cometido crímenes”.

DATO
En los alrededores del Congreso centenares de manifestantes esperaron a Rousseff con flores y banderas, planean seguir cerca del Legislativo hasta la votación final sobre la destitución

EL NACIONAL

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