Una toma de rehenes que llevaba más de tres horas, fue detenida cuando el secuestrador se bajó del ómnibus y un francotirador le disparó. En total se escucharon seis tiros. Minutos después, confirmaron su muerte.
Hacía aproximadamente una hora que los especialistas del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía de Río de Janeiro estaban apostados alrededor del ómnibus, esperando. La prioridad era conseguir que el secuestrador se entregara. Cuando se vio que eso no iba a suceder, el tirador aguardó el momento indicado para disparar. Hasta que ese instante llegó, y no falló.
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