Muchos venezolanos tanto dentro como fuera de nuestro país nos preguntamos con frecuencia si aquellos compatriotas que han llegado a convertirse en figuras de renombre gracias a las oportunidades que se les brindó en Venezuela les duele en algo el destino de la patria. O si acaso les preocupa el curso de los acontecimientos sociales, económicos y políticos. O si incluso comprenden al menos en su superficie el problema de los Derechos Humanos. O si dentro de su más íntimo ser alguna fibra se les mueve cuando asesinan a un colega suyo. Tal es el caso de Gustavo Dudamel, a quien constantemente sus propios seguidores le cuestionan su comportamiento. Daniel Álvarez, comunicador social con amplia experiencia en televisión, publicó en las redes sociales esta reflexión que mueve de nuevo a los venezolanos a pensar, más allá del caso específico de Dudamel, en el rol del artista en la sociedad y su verdadero compromiso con la gente.

He aquí el texto completo de la publicación de Álvarez en Facebook:

“¿Será que algún amigo de los que conozco por aquí, cercano a Gustavo Dudamel, le ayuda a saber de esta tragedia? Alguien puede pasarle un link a alguna nota de prensa que reseñe el asesinato de Larry Salinas. Me cuesta creer que una persona de su sensibilidad, no se haya pronunciado, digo yo: esperaría uno que, al menos como músico, simplemente, sin la titularidad y la fama, sin ” batir los rulos”, sin que sea una posición oficial que ” comprometa” al sistema, digo, al menos desde la perspectiva del colega, debería, en solidaridad, condenar el hecho dantesco del asesinato de este insigne hombre. No pido que ponga su fama universal, su prestigio bien ganado como director, ni su rol de súper estrella o rock star de la música académica orquestal en riesgo,no quiero verlo perder ese status de hombre imparcial, más allá del bien y del mal, yo no quiero que luzca genuflexo o cómplice como lo señalan, por dirigir una de las orquestas más importantes del mundo en un acto político del PSUV o en un acto de campaña de Nicolás Maduro o Elías Jaua. No quiero que lo sigan acusando de cómplice con su silencio,acompasado a los tiempos que se viven. No quiero que se inmole, ni que lo linchen por sus palabras o lo persigan y que esa persecución la pague con exilio como a muchos jóvenes estudiantes y profesionales que dejaron claras sus opiniones en contra del régimen de Venezuela, cosa inexplicable en tiempos de democracias humanistas y hombres nuevos. Yo no quiero que Dudamel sea el hombre nuevo, ni mucho menos lo vayan a tomar por opositor, yo sólo quiero que dirija sus palabras y su famosa cabellera al viento para expresar su dolor porque otro ciudadano venezolano ha caído a manos del hampa. Yo sólo quiero escuchar o leer, así sean 140 caracteres, un emoticón, lo que sea, pero que se pronuncie, no quiero ni pido que condene al gobierno como responsable del desborde del hampa y la violencia criminal, no quiero que se despeine siquiera, sólo que no quiero que sea recordado como un talentoso pusilánime que no estuvo a la altura de un país que llora la muerte de sus hijos y de sus sueños…

Daniel Álvarez

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