Sólo dos días después de la muerte de su esposa, Carmen Sánchez, ha muerto el filósofo Gustavo Bueno en Niembro, en la localidad asturiana que se había convertido en su residencia en los últimos años. Allí, en los jardines que rodean la casa y en su espectacular biblioteca escribió Bueno, fallecido a los 91 años, algunas de sus obras más conocidas, como El mito de la cultura, y por supuesto algunos de los volúmenes de su Teoría del cierre categorial, la gran obra de su vida y por la que será recordado y admirado académicamente.
Con su muerte, nuestro país pierde a uno de sus filósofos más importantes. Enfermo desde hacía unos meses, había sufrido un infarto recientemente y se encontraba muy débil y en silla de ruedas, como su esposa, con la que había contraído matrimonio en 1953 y a la que se encontraba estrechamente unido.
Según ha informado la Fundación que lleva su nombre, la capilla ardiente familiar estará abierta desde las 18 horas en su casa de Niembro y el lunes se abrirá al público otra en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada, donde se celebrará una ceremonia de despedida a las 17 horas. Posteriormente, será enterrado en el cementerio de Santo Domingo de la Calzada.
Nacido el 1 de septiembre de 1924, fue un estudiante precoz que con tan solo 25 años, en 1949, obtiene la cátedra de Enseñanza Media en Salamanca, donde vivirá y ejercerá la docencia hasta 1960. Y fue allí donde, según reconocía él mismo, empezó a concebir su gran proyecto intelectual, la teoría del cierre categorial, una obra abierta que fue completando a los largo de los años y especialmente desde su llegada a la Universidad de Oviedo, donde obtuvo la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos.
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