“La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua”. Miguel de Cervantes (1547-1616), soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, autor de Don Quijote de la Mancha.
La doñita, en silla de ruedas y con 101 años a cuestas, con asombrosa claridad exigió que se le permitiera validar su huella. Según la criba que aplicó el CNE a las firmas presentadas por la MUD, ella estaba muerta. Pero he ahí la prueba fehaciente de cómo fueron manipuladas las planillas para descartar más de 600.000 firmas: la lúcida anciana portaba una fe de vida vigente y no arrugó hasta que le permitieron validar. Sin límites para la felonía, el organismo electoral ha puesto toda clase de trabas para activar el constitucional derecho de los venezolanos a revocar al que no sirve para gobernar. Una operación morrocoy evidente en lerdos funcionarios que insistían en validar no solo la huella pulgar sino hasta las de cuatro dedos, para quedar convencidos que ese votante, algunos con hasta 7 horas de cola a cuestas y muchos durante varios días, quería realmente activar un revocatorio. Abrían tarde en las mañanas, tardaban más de una hora en almorzar, cerraban a las 3 y 40 p.m., no permitían más ingresos a los centros desde las 3. La Guardia Nacional hizo honor a su divisa, con sus miembros ordenando quitar toldos en sitios donde el sol implacable tostaba a los seres humanos allí resguardados. O montando alcabalas en las carreteras para que quienes se trasladaban a máquinas colocadas con alevosía en los confines más desolados de los estados, no llegasen en horas hábiles.
Los indignados pasajeros sufrían una alcabala tras otra, con guardias pidiéndoles la cédula… para mirarla. En algunos casos ordenaron el regreso de los autobuses. Alcaldes chavistas, como el de Santa Cruz de Aragua fueron más viles aún: ordeno cortar árboles y atravesar los troncos en la carretera para que los migrantes a mesas más desahogadas no llegaran a destino. Otros regaron y quemaron basura. Hicieron cortes eléctricos y de agua que paralizaban el proceso. Pero la maldad nunca cuenta con que le van a hacer oposición: miles y miles de votantes hicieron larguísimas colas bajo sol y agua, durante horas y días. Se bajaron de los autobuses y fueron a pie y hasta atravesando ríos para llegar a destino. Insistieron en validar aunque el sitio fuera lejano. Protestaron, porfiaron, no se dejaron ni siquiera cuando les atacaban, lanzando bombas lacrimógenas a las colas como el caso de Macarao o a pedrada limpia, como eran recibidos los buses en Barlovento por los malandros oficialistas. En muchos sitios se colocaron frente a los centros “puntos rojos” con música revolucionaria a todo volumen y desadaptados insultando y burlándose de quienes hacían la cola.
El CNE inventó eso de que debía recogerse y validarse el 1% por estado, como si el revocatorio presidencial no fuese una elección de carácter nacional. Confiaban en que algún estado no cumpliese su cuota, para tener el pretexto de anular todo el proceso. Pero no midieron la astucia de los indígenas de Delta Amacuro, llegando a las máquinas en curiaras a través de los caños del Orinoco. O la rapidez de los maracuchos trasladándose a Casigua El Cubo porque era imposible la congestión en Maracaibo; o el hartazgo de los trujillanos, estado chavista que fue el primer que alcanzó el 1% en apenas dos jornadas de validación. O a los furiosos ñeros invadiendo la solitaria máquina de Macanao y haciendo protestas para pedir ayuda por la operación morrocoy intensa que les aplicaron. Me dicen que la última margariteña que validó su huella en la máquina de Apostadero, con la cual Nueva Esparta alcanzaba su 1%, se llama Venezuela. Verdad, mentira o coincidencia, los ciudadanos de este país están demostrándole al Gobierno y sus secuaces que hagan y digan lo que sea, Venezuela se cansó de ellos y los van a revocar, a sacar, a sustituir. Hasta el momento, la única vía utilizada es la legal, constitucional, democráticas, del revocatorio. Escuchar a la Canciller decir en la OEA que en Venezuela no hay crisis humanitaria y a su hermano exigir que se recoja el 20% para activar el revocatorio (más de 4 millones de firmas) en un solo día, está exasperando a un pueblo ya agobiado por las carencias, la inseguridad y el abuso. Cuidado, los venezolanos les están demostrando que llegarán hasta donde sea necesario para salir de esta situación. Al Presidente le convendría guardar silencio y obligar a los hermanos Rodríguez a hacerlo. Aplicar contingencia, pedir y aceptar ayuda exterior y escuchar a quienes saben de economía.
Y sobre todo, escuchar y respetar a Venezuela. Claro, en el caso que realmente entienda que solo así tendrá una mínima oportunidad de quedarse.
@charitorojas