Pocas veces hemos leído un escrito que comprima de forma tan condensada las ideas centrales acerca de lo que es y no es una verdadera democracia.

El secretario de la OEA derrochó su conocimiento de las ciencias políticas al dirigirse al presidente del Consejo Permanente, el embajador Juan José Arcuri, para solicitar una reunión urgente y tomar medidas sobre la anormal situación de la democracia en Venezuela.

El documento relata los hechos que sustentan sus argumentos bien fundados que motivan la preocupación extrema por la pérdida de institucionalidad que vive nuestra nación. Situación de alteraciones graves del orden democrático, y advierte con claridad contundente el rechazo a salidas armadas o golpes. Son recomendaciones breves y concretas. No recomienda diálogos a los que se recurren para distraer y engañar a una población sometida.

Concluye que hay que cumplir con la ley, realizar el referéndum revocatorio este mismo año. Que se debe proceder a la liberación de todas las personas detenidas por razones políticas. Restituir el derecho de las personas a adquirir alimentos y acceder a servicios de salud. Cumplir con la obligación de brindar seguridad a los ciudadanos. Integrar un nuevo TSJ. Detener la práctica del bloqueo de las leyes emanadas de la AN. Crear mecanismos independientes para combatir la corrupción e incorporar a un equipo técnico de la ONU a la comisión de la verdad.

El informe logra en 10 capítulos analizar los aspectos más relevantes de nuestra trágica situación institucional, son ellos: 1) La histórica defensa de la democracia en el continente. 2) La alteración del orden democrático. 3) La ética en la política. 4) Situación humanitaria. 5) La corrupción. 6) Los presos políticos. 7) La separación de los poderes del Estado. 8) El Poder Judicial. 9) La libertad de expresión, pensamiento y prensa. 10) La celebración del referéndum revocatorio.

El informe no solo indica objetivamente esta grave situación, también es una rotunda lección sobre lo que debe distinguir al Estado deseado y lo destaca con el artículo 3 de la Carta Democrática, que dice: “Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de Derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.

Y el artículo 4: “…Son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia, la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa. La subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legítimamente constituida y el respeto al Estado de Derecho son igualmente fundamentales para la democracia”.

Resumen que en 130 páginas describe los males que nos aquejan y la ruta correcta a seguir. Buena lección, señor Almagro, Gracias.

EL NACIONAL

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