Al momento de escribir esta crónica suman 85 las víctimas fatales en los 90 días de protestas contra el régimen dictatorial de Nicolás Maduro. Y lo que se siente es la determinación de un pueblo que sabe que se está jugando la vida de la democracia, porque si se tolera que Maduro y su camarilla instalen ese circo mal llamado “Constituyente”, acontecerán eventos que nadie desea para nuestro país.
Ya es inmensamente doloroso haber enterrado a decenas de jóvenes que vieron truncados sus sueños de libertad por un tirano al que nada le importa la paz de un pueblo. Por eso lo menos que podemos continuar haciendo, es luchar en honor por los caídos, que confirmemos con nuestro esfuerzo, que no murieron en vano, sino que fue una siembra de valor y coraje que permitirá salvar la dignidad de una nación mancillada por gobernantes repudiados por la inmensa mayoría de los ciudadanos.
El Nuncio Apostólico en Venezuela, Monseñor Aldo Giordano, quien retornó a Caracas después de ser recibido por Su Santidad, declaró que “el Papa ha estado animando para que encontremos caminos de solidaridad, el camino de dar esperanza a las personas, manteniendo la fe, y también reiteró que la Santa Sede está disponible para cualquier ayuda si se abren nuevas posibilidades o algún tipo de negociación, o cuando exista una voluntad real para abordar el problema. El Papa rechaza la violencia, porque con ella no se resuelven los problemas.” Pues bien, de nuestra parte, siempre ha privado la intención de resolver nuestras diferencias por los caminos de la paz, y por eso propusimos -como bien le consta al Nuncio -organizar un referéndum revocatorio que fue boicoteado descaradamente por el régimen.
Y con respecto a la violencia, lo último es que los que asesinan estudiantes por protestar contra el fraude de la Constituyente, son ascendidos y condecorados por su “eficacia” al servicio de la dictadura que usa a efectivos militares para perpetrar esos crímenes de lesa humanidad. Lo más reciente y repugnante fue ver a Maduro galardonar a ese gorila verde identificado como “coronel” lugo -minúsculas merecidas- estigmatizado por mala conducta, ramplón y grosero. Tiene un historial de abusos y atropellos. Pero ahora luce esas medallas por haber ofendido a todo un pueblo que eligió a sus parlamentarios, empujando con el mayor desenfado al presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges. Esa vileza es la medida de las arbitrariedades que acometen quienes ahora también van “por la cabeza” de la Fiscal General de la República y la del alcalde Freddy Arenas, del Municipio Bolívar del Estado Aragua y dirigente del PSUV, por aseverar que “los saqueos que están ocurriendo en el país son por hambre, no nos caigamos a embustes”. Lo verdaderamente cierto es que ese fraude de la Constituyente está uniendo a todo el país en la obligación de evitarlo por el bien de la República.

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