En medio de tan espinosos tiempos, es difícil identificar las mejores maneras de remontar nuestras dificultades. Celebremos que viene emergiendo entre grupos y actores diversos el convencimiento de que la vía electoral, con las parlamentarias este año, es la correcta y segura para remover obstáculos que traban nuestro futuro.
En la próxima Asamblea Nacional podríamos desviarnos de la deriva trágica que llevamos. Con nuestro voto podemos recrear un primer espacio institucional con una dinámica que rompa la estéril política polarizadora eligiendo a diputados capaces de debatir y acordar una agenda seria para salir de la crisis.
Dada la escasa disposición del Presidente y su gobierno para encontrar soluciones a los problemas, es perentorio que el pueblo aproveche las primarias, y luego las parlamentarias, para enviar un mensaje firme de querer un cambio cualitativo. Ese cambio implica otra manera de hacer política. Rechacemos candidatos extremistas, inmediatistas y de violencia verbal. Exijamos a los partidos del Gobierno y de las fuerzas opositoras que se esfuercen por presentar dirigentes con ética y preparados en disciplinas que nos ayuden a construir futuro: políticos economistas, educadores, especialistas en políticas públicas, en innovación científica y tecnológica. Al siglo XXI no llegaremos con políticos ignorantes y acomplejados.
Una AN con políticos honrados, preparados y responsables, es un desafío tanto para la oposición como para el oficialismo. La imposición de dirigentes piratas y/o solo leales a intereses mezquinos fomentará la abstención. Queremos parlamentarios que nos sirvan a nosotros y no al poder o intereses perversos. De eso trata la democracia.
La violencia y persecución política de la era chavista han ahuyentado o eliminado a muchos hombres y mujeres valiosos con vocación política. Ser político ha implicado sacrificios personales y familiares desproporcionados, aupando liderazgos mediocres y aventureros. Asumamos como ciudadanos el compromiso de perseverar de ahora en adelante en promover políticos de calidad, menos preocupados de su figuración y más centrados en lo que importa: solucionar nuestros problemas concretos para sanar la nación y llevarnos a un siglo XXI de paz y bienestar.
@mlopezmaya