uestros políticos suelen no prestarle atención a la mayor debilidad de nuestra economía: su carácter rentístico. Desde que se agotara el proyecto industrialista del siglo pasado, rentístico pero con aspiraciones de superarlo, no debaten el tema, no proponen estrategias, a veces contratan a expertos que diseñen propuestas, pero después no hacen caso. A fines del siglo pasado apelaron a recetas neoliberales fuera de sintonía con el país, lo cual contribuyó a la ruptura populista.

En esta era chavista-madurista, la economía ha sido objeto del mayor desprecio. Nombraron para dirigir las políticas en esta materia a ingenieros, militares y matemáticos, quienes en definitiva diseñaron trucos financieros para que los petrodólares rindieran y se pudiera ganar elecciones. No se pensó con sinceridad en una estrategia productiva. ¿Para qué? Como dijo Maduro, ya el precio volverá a subir…

Esa irresponsabilidad de los políticos se corresponde con una sociedad también rentística que en gran medida ha terminado por asumir como sus mandatarios un pensamiento mágico con relación al petróleo. Volverá a subir el precio y obrará milagros.

Estamos de nuevo en una encrucijada crítica por la baja del precio internacional del barril. Pronósticos indican que esta podría mantenerse un tiempo. El anuncio nos encuentra totalmente desprotegidos, con el Gobierno y Pdvsa sin suficientes recursos y endeudados; hay acreencias cuyos pagos vencen pronto y anuncios de acreedores buscando embargos de nuestros activos en el exterior, como Citgo. Indefensos también porque Maduro no pareciera entender la gravedad de lo que pasa. Y peor aún, tampoco pareciera controlar aparatos medulares del poder como los cuerpos de seguridad. Si no, ¿cómo se explica la columna del lunes pasado de J. V. Rangel?

El chavismo parece en implosión. Unos y otros se acusan de traidores, autoritarios y tarifados. Varios grupos evalúan dejar el Psuv y abrir tienda aparte.

Como ciudadanos, demos apoyo a toda iniciativa o político que rompa con los estúpidos clichés creados por la polarización. Contribuyamos a impulsar a políticos y políticas que favorezcan una economía centrada en nuestro trabajo. Desconfiemos de milagreros. Cerremos para siempre la Venezuela rentística y sus excesos.

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