Hugo Chávez y Fidel Castro iniciaron sus relaciones mucho antes de que el exmadatario venezolano se convirtiera en presidente. En diciembre de 1994, a los pocos meses de ser indultado y liberado de la cárcel, Chávez viajó a La Habana donde fue recibido por Castro como un hijo al que debía enseñarle todo lo que tenía que saber para perpetrarse en el “poder” de Venezuela; y en efecto, así fue.

Con el pasar de los años, esa relación fue creciendo, y tras la muerte de Chávez, heredada a los integrantes del tren de corruptos que dejó “al frente” de Venezuela, comenzando por el cabecilla del régimen, Nicolás Maduro. Junto a él, Castro, hasta el día de su fallecimiento, y su gente, fueron metiéndose cada día más en el territorio venezolano, argumentando que tal invasión se debía a los “acuerdos bilaterales” entre amos regímenes.

A pesar de que ya ha pasado tiempo desde que Chávez y Castro murieron, la presencia de ambos en Venezuela parece seguir siendo una epidemia que no cesa. En este contexto, actualmente, en una calle residencial de la urbanización San Bernardino, que podría pasar desapercibida en el Centro Norte de Caracas, pegada de la avenida Boyacá, conocida más popularmente como la “Cota Mil”, en la calle Palmita, se encuentra un pequeño edificio de cuatro pisos donde no se ve mucho movimiento de personas. Pero la verdad es que quienes ahí se encuentran no son cualquier tipo de gente.

Este edificio es el principal centro de operaciones de los asesores cubanos destacados en Caracas, siendo este lugar desde donde se envían informes a La Habana y se reciben las instrucciones que deberá instrumentar Nicolás Maduro.

Hoy día, Venezuela no solo se encuentra inundada por médicos cubanos, sino también funcionarios de dicha isla en los entes públicos, así como también en los principales centros de torturas de la dictadura venezolana, donde asesoran a los funcionarios de inseguridad que cometen los más viles crímenes.

A pesar de todo esto, se percibe que este apoyo de la llamada “revolución cubana” a la supuesta “revolución bolivariana” cada día se debilita más, ya que las sanciones impuestas por el Gobierno de Estados Unidos a la isla, y los recientes acontecimientos acaecidos en Venezuela en los cuales muchos militares le han dado la espalda a Maduro, dando fe de las instrucciones que Cuba les daba, demuestran que su aporte a la dictadura en el país cada día es menos eficiente.

Miguel Díaz Canel y Nicolás Maduro.

Prueba de ello fue la reacción de Cuba el pasado 30 de abril, cuando el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, se presentó con Leopoldo López en la base aérea La Carlota, informando que lo había liberado con la ayuda de los funcionarios que ellos pretendieron “adiestrar”.

Fue en ese momento cuando la mayoría de los asesores cubanos destacados en Caracas, fueron llamados a la isla, porque al parecer entendieron que los años de “poder” en Venezuela habían caducado, y que por tanto, ya no podrían sacarle más jugo a la crisis generalizada en la que el país se encuentra hundido, donde ellos fueron los primeros colaboradores.

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