El diputado oficialista Earle Herrera, cada vez que puede, muestra una mayor tendencia hacia el oportunismo intelectual. En esta columna que publica “Hoy Venezuela“, el parlamentario exhibe sin tapujos sus dotes tiralevitas:
“Ante el aserto de que la renuncia es un acto voluntario, los teóricos del atajo ripostan que existe la “renuncia inducida”. Se la proponen a la MUD para que deje la cantaleta redundante de la “salida constitucional, pacífica, democrática y electoral”. Una renuncia se puede inducir llevándose a un Presidente para Turiamo y La Orchila con un Cardenal que lo “persuada”. También, degollando motorizados y asesinando a 43 personas. Luego, se aprueba una ley de amnistía inducida y ya”.
Con esta breve demostración de zalamería política, el más destacado escribidor del régimen madurista se exime ahora de entrar en materia. Para eludir una confrontación que lo haría naufragar en un mar de contradicciones tratando de reencontrarse con su honestidad intelectual perdida, si es que alguna vez la tuvo, se va por el camino fácil: prefiere apelar como siempre a la bajeza de su humor de botiquín en vez de intentar la labor hercúlea de justificar a Maduro, el injustificable. A falta de mejores argumentos para defender un régimen putrefacto y nauseabundo, lo único que le queda son argucias y falacias.
Anselmo Ferrer