El pasado lunes, Rafael Ramírez, una de las figuras claves de la diplomacia venezolana y un firme defensor de la era chavista, anunció su renuncia como embajador ante la ONU después de haber recibido órdenes del Gobierno para abandonar el puesto.

Ramírez, que llegó a ser ministro de Exteriores de su país durante varios meses y presidente de la poderosa petrolera venezolana, Pdvsa se quejó de que había sido obligado a abandonar el cargo por sus “opiniones”. Aunque diversos informes difundidos el miércoles pasado aseguraban que el embajador ya había sido cesado, Ramírez siguió cumpliendo con sus funciones en Naciones Unidas, inclusive acompañando el jueves al canciller Jorge Arreaza.

Pero Ramírez, de 54 años, anunció que había decidido renunciar “a solicitud del presidente de la República” y lo comunicó por Twitter, reproduciendo una carta fechada el lunes y dirigida al canciller Arreaza. “Se me ha removido por mis opiniones“, aseguró el diplomático, una de la figuras latinoamericanas más importantes en Naciones Unidas y que llegó a representar a su país en el Consejo de Seguridad de la ONU.

“Me mantendré, pase lo que pase, leal al comandante Chávez”, agregó Ramírez, quien fue inmediatamente sustituido en el cargo por el excanciller Samuel Moncada, según anunció el Gobierno. En su carta, Ramírez no cita en ningún momento por su nombre al actual jefe de Estado, Nicolás Maduro, pero sí se refiere en varias ocasiones a su admirado antecesor, Hugo Chávez, que lo nombró ministro del Petróleo y presidente de PDVSA en 2004.

Ramírez abandonó esa compañía y esas funciones en 2014, para hacerse cargo durante varios meses de la Cancillería, y en diciembre del mismo año fue designado embajador de Venezuela ante la ONU, cargo que desempeñó desde el 5 de enero de 2015. El dirigente estaba en la cuerda floja después de una serie de críticas ventiladas en público contra la política económica del Gobierno de Maduro y concretamente contra la gestión actual de Pdvsa por permitir que baje su producción.

En un escrito que publicó en el sitio digital Aporrea el pasado 19 de noviembre, Ramírez recordó su paso por Pdvsa y por la vicepresidencia económica cuando Chávez era presidente. Pero en ese escrito lamenta que no tuvo “el apoyo necesario” para avanzar en las medidas que había propuesto y se que queja de que “no hubo las condiciones políticas” para desarrollar su agenda para “estabilizar la economía”.

En su carta, Ramírez revela que su decisión de renunciar se corresponde con los acuerdos alcanzados con el canciller Arreaza, “una vez recibida la instrucción” de Maduro para dejar de ser embajador de Venezuela ante la ONU. “Ante la decisión del presidente no he tenido otra opción”,añadió.

Sin embargo, sostuvo que a partir de su renuncia pueden surgir “los ataques y los vilipendios” contra él, “como ya han hecho algunas voces ofensivas y arteras“, aunque no apunta a figuras específicas que creen llegarán a censurar su conducta. Y es que la renuncia de Ramírez se produce en medio de una purga en Pdvsa por sospechas de corrupción que ha incluido el arresto de los expresidentes de esa empresa Eulogio del Pino y Nelson Martínez. Es así como Ramírez se une a una lista de chavista que han sido apartados del poder y desterrados completamente de la llamada “revolución”.

Jorge Giordani y Héctor Navarro
Fue a mediados de 2014 cuando los ex ministros de Planificación y Energía Eléctrica en la era de Chávez, Jorge Giordani y Héctor Navarro, respectivamente, criticaron el manejo y la sordera del presidente Nicolás Maduro en vía económica. En distintas ruedas de prensa, los chavistas denunciaron casos de corrupción de Cadivi, sin dar mayores detalles, en las filas rojas.

“Entre la agudización de la crisis y la enfermedad del presidente se perdió el golpe de timón (…) ¿Qué vamos a seguir esperando? Ya el pueblo habló (…) Antes de que surja un Pinochet a nombre de Bolívar”, exclamó Giordani en un encuentro con los medios en 2015 que fue atacada por hordas chavistas. Desde ese entonces hasta ahora, los ex ministros han mantenido un perfil crítico pero bajo, y han desaparecido de la escena política.

Ana Elisa Osorio y Gabriela Ramírez
La exministra de Ambiente fue otra de las primeras en desligarse de las políticas de Maduro. De hecho, Osorio advirtió a las filas “revolucionarias” que la oposición ganaría las elecciones parlamentarias si no había una rectificación del Gobierno en sus políticas. Efectivamente la Mesa de la Unidad Democrática ganó la mayoría de curules de la Asamblea Nacional. Osoro, exdiputada al Parlatino, pasó prontamente a ser exmiembro de la dirección nacional del Psuv.

Por su parte, el caso de Gabriel Ramírez es más reciente. En el primer semestre de 2017, la exdefensora del Pueblo se rebeló contra la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente por no ser consultada a los venezolanos. Además cuestionó la persecución contra Luisa Ortega Díaz luego que ésta desde la cúspide del Ministerio Público desestimara una serie de sentencias del Tribunal Supremo de Justicia y condenara la abrupta represión de cuerpos de seguridad contra venezolanos que protestaban en las calles desde abril del presente año.

Luisa Ortega Díaz y Germán Ferrer
Fue en marzo cuando la Fiscal General de la República -hoy destituida por la Constituyente- declaró en marzo la ruptura del orden constitucional a raíz de dos sentencias del TSJ en las que desmantelaba el fuero parlamentario. Desde allí, se volvió una “piedra en el zapato” para el Ejecutivo. Mientras más denunciaba inconstitucionalidad en las decisiones del Supremo, más molestia generaba en el mandatario venezolano.

Fue así como entonces se le abrió un proceso judicial en su contra, y luego contra su esposo y el diputado Germán Ferrer, por unos supuestos hechos de corrupción. Ambos huyeron en balsa del país unos días después de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente. Actualmente, Ortega Díaz, su esposo y parte de su equipo de trabajo están refugiados en Colombia.

¿Quién sigue?
Diversas informaciones extraoficiales de medios de comunicación y periodistas han revelado una lucha de poderes entre grupos del Gobierno. Hasta ahora, se desconoce quién sigue en la lista. Hace una semana, Sebastiana Barráez aseguró que “los grupos en la revolución no pueden disimular más” sus agendas personales y división, destacando que por un lado está el poder del presidente Nicolás Maduro y por la otra los llamados “originarios”, quienes han pretendido usar como cabeza a María Gabriela Chávez para bautizar el movimiento como “Los verdaderos hijos de Chávez”.

La comunicadora social señaló que Maduro ha ido abriendo un espacio importante de poder, con incondicionales como los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, el ministro Vladimir Padrino López y la exgobernadora Erika Farías, lo que a su juicio le ha permitido lograr la disminución, de manera acelerada, del poder del constituyentista Diosdado Cabello.

EL COOPERANTE

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