La politóloga guatemalteca Gloria Álvarez y el abogado chileno Axel Kaiser describen en las 188 páginas del libro ‘El engaño populista’ (Editorial Planeta) lo que según ellos es un fenómeno político que está destinado al fracaso. En diálogo con El Espectador, Álvarez explicó cómo hicieron el libro y sentó su posición frente a los gobiernos de izquierda de América Latina.

¿Qué es el populismo?
No es una ideología política sino un mecanismo de manipulación sicológica que se utiliza por los líderes políticos para empezar a dar promesas de cuestiones que son imposibles o irreales por el simple hecho de que el Estado y el gobierno por si mismos no son ni generadores ni creadores de una riqueza productiva. Todo lo que ingresa al Estado es porque alguien primero lo produjo y luego lo paga en impuestos, es decir, entra al Estado. Es una lógica que está destinada al fracaso no respeta la ley de la economía y es que uno no puede gastar más de lo que le ingresa.

El populismo es tan antiguo en la humanidad como el mismo imperio romano, donde los romanos acuñaban el término “pan y circo” para describir un mecanismo populista. Cuando la república romana sucumbía en sus instituciones mientras al pueblo se le manipulaba con gladiadores en el coliseo y regalándole todo tipo de alimentos.

El populismo que estamos viendo ahora en América Latina es el resultado directo de la caída del Muro de Berlín en 1989 producto de lo cual ocurre una reestructuración de las teorías marxistas, de los partidos comunistas y de las asociaciones civiles socialistas. Se encuentran en un impase porque ya no van a tener el dinero de la Unión Soviética para poder sostenerse.

Y además en la mayoría de nuestros países pasamos de ser dictaduras militares a gobiernos democráticos con lo cual ya no hay razón lógica para que exista una fuerza violenta que a través de una lucha armada intente llegar al poder. Ahora las izquierdas latinoamericanas tienen la opción de formar partidos políticos, postularse a elecciones y ganar.

En esa restructuración la izquierda latinoamericana se encontró en Sao Paulo, Brasil, y celebraron el foro de Sao Paulo donde delimitaron la agenda del socialismo del siglo XXI. Con pasos bien claros para seguir una economía socialista que ya había sido implementada en la Unión Soviética, en la China de Mao Zedong y en otras partes del mundo haciendo entonces uso del populismo para manipular a las masas ganar las elecciones democráticas. Y las derechas latinoamericanas al ver que este mecanismo había sido tan efectivo para la izquierda empiezan a cambiar los mecanismos populistas en sus campañas.

¿Por qué dicen que la mentalidad populista es liberticida?

La libertad la concebimos como la no injerencia en las decisiones que un individuo tome respecto de cómo ese individuo se quiera desarrollar profesional, económica cultural y socialmente. Y definitivamente el populismo empieza a coercionar esas libertades económicas, civiles y vemos como los populistas empiezan cerrar medidos de comunicación o a comprarlos para meter propaganda. Empiezan a delimitar las libertades económicas, pero más allá de eso, mandan el mensaje de: “Tú eres demasiado tonto, eres demasiado débil y demasiado pobre para hacerte cargo de tu vida. Tú me necesitas a mí, como el mesías para saber cómo vivir y en ese momento le anulan la libertad al individuo por lo cual concebimos que populismo y libertad no pueden coexistir”.

En el libro se habla del Papa y el populismo, ¿cuál es el papel de Francisco en este tema?

Primero hicimos un análisis de la formación del Papa que definitivamente obedece a la teología de la liberación que fue una rama condenada por Juan Pablo II, que tiene una base ideológica a través de la cual era justificable que los sacerdotes agarraran un fusil en los 70 y 80 siempre y cuando fuera por defender al pueblo.

Vemos que ahora el papa Francisco está haciendo tour por la guerrilla, donde básicamente son apologías a estos dictadores populistas.

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, visitando a Evo Morales, a Rafael Correa, a Raúl y Fidel Castro nos damos cuenta que el Papa cada vez que va a esos países les lava la cara. Porque una visita papal es como decir: “estoy de acuerdo y te perdono por tus pecados y por todo lo que aquí se está cometiendo”.

Entonces, ¿no lo ven cómo algo histórico?

No, sino que acepta lo que pasa en cada país.

¿Cuál es el país más crítico?

Definitivamente Venezuela es el país más crítico. Está ahorita como estuvieron las repúblicas soviéticas colapsadas. Tiene una economía inexistente, no hay vías laborales, acabaron con toda la productividad, desde las pequeñas tiendas de barrio hasta los grandes conglomerados. No existen medios de comunicación independientes, no hay electricidad ni agua potable, no existe la posibilidad de poder adquirir elementos de higiene personal. Es un campo de concentración, porque ahora es hasta prohibido salir del país.

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