Esta semana quise escribir sobre la paciencia porque aunque logremos adquirir esta virtud ¡Vaya que la vida nos sigue retando para perderla!
Busqué información sobre la definición de paciencia y la que más me resonó para desarrollar el tema fue: “La paciencia es la virtud de mantener la calma ante la adversidad y los momentos de necesidad”; es por ello que no nacemos con esta virtud, la adquirimos con los años, con el tiempo y con la madurez.
Desde que somos bebés tenemos activada la necesidad de hacer y tener todo; necesitamos que nos alimenten, que nos limpien, que nos amen, pero ¡ya! Crecemos con necesidad de atención, de comprensión de amor, pero ¡ya! Queremos terminar la escuela ¡ya! Deseamos que el chico que nos gusta se nos declare ¡ya! Y así vamos por la vida: impacientes, reactivos y ansiosos, por tenerlo todo ¡ya!
Hoy retrocedo en el tiempo (a mis tiempos mozos) y hago retrospectiva de mi vida para darme cuenta en conciencia la importancia de este “Don”. Antes yo era (como buena Ariana) muy reactiva, testaruda y basaba mis días, como todo ser humano en mis necesidades. Se podrán imaginar la cantidad de trancazos (porque golpes seria poco decir) que me di para aprender muchas cosas en mi vida, entre ellas el ejercicio de hacer stop, respirar, respirar y respirar hasta lograr la calma que me abra el entendimiento de pensar y decir la palabra correcta en el momento perfecto.
La impaciencia nos lleva a tomar soluciones desde la negatividad, nos obliga a ser impulsivos empeorando más las situaciones, no nos permite ser asertivos imposibilitando la capacidad de ver el cuadro completo y por supuesto meter la pata y peor aun herir al otro.
El primer camino para tomar las mejores decisiones suele comenzar por la paciencia, y le agregaría la Certeza porque a mi modo de ver, es la combinación perfecta para lidiar con los altos y bajos de la vida, mantenernos en calma para accionar lo que esté dentro de nuestras posibilidades de la mejor manera, ver toda solución posible en positivo y así poder soltar lo que no nos corresponda para que el Creador se encargue.
Quizás esta frase de “El tiempo de Dios es perfecto” está muy trillada y hasta mal utilizada, pero créanme es así, lo vivo a diario y es parte importante de tu Paz, de mantener la ecuanimidad, la tolerancia y lo mas importante: ¡dejar que la vida Fluya y lo que ha de ser, será!