Los especialistas consideran normal que a los bebés les suban y les bajen los testículos ante determinados estímulos. Se trata de una característica que no afecta a su salud y que no requiere tratamiento.

POSIBLES CAUSAS

Esto no les sucede a todos los niños, sólo a aquellos que tienen una inadecuada fijación del testículo a la bolsa escrotal (la que contiene los testículos) y el reflejo cremastérico aumentado. Este reflejo se produce cuando al estimular la parte superior e interna del muslo, se contrae el músculo cremáster de ese lado (es el encargado de que los testículos se retraigan).

“En algunos niños este reflejo es muy exagerado, aunque no se sabe el motivo”, explica la pediatra Susana Antón. El caso es que ante ciertos estímulos (el frío, el tacto…) o situaciones de nerviosismo, el músculo cremáster hace que asciendan. Al subir pueden llegar incluso a la ingle, pero nunca salirse de la bolsa. Otros estímulos, como el calor o la relajación, hacen que el escroto se mantenga desplegado y que los testículos bajen hasta él.

Muchas veces, cuando se acude a la revisión del pediatra, el niño se pone nervioso y esto hace que el testículo ascienda. El especialista intenta entonces encontrarlo, palpando desde el abdomen hacia abajo, en dirección a la ingle. Cuando lo encuentra, lo empuja con cuidado y lentamente y lo hace descender con facilidad. Es conveniente saber diferenciar esta alteración, que no tiene importancia, de otro problema llamado criptorquidia, que sí hay que vigilar.

QUÉ ES LA CRIPTORQUIDIA

Los testículos se forman en el abdomen durante la vida embrionaria y a lo largo de la gestación completan su desarrollo descendiendo a la bolsa escrotal. Diferentes razones pueden hacer que no se produzca este descenso completo y que uno o los dos testículos se queden en algún lugar del trayecto. Esto es lo que se conoce como criptorquidia.

Para diferenciar este problema de los testículos en ascensor hay que observar al niño mientras duerme o cuando está en la bañera, ya que con la relajación y el calor lo normal es que el testículo baje al escroto, salvo que sea criptorquídico. En este caso, si el testículo nunca está en el escroto, hay que consultar con el médico.

Si el bebé cumple los 6 meses y el testículo sigue sin descender, lo más seguro es que ya no lo haga. En estas situaciones, el pediatra envía al niño al especialista para que decida si debe ponerle un tratamiento hormonal o intervenirle. La operación nunca se realiza más tarde del segundo año, para evitar que se atrofien los testículos que no han descendido.

CRECER FELIZ

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