Un estudio ha analizado más de 140 compuestos dañinos o potencialmente dañinos y, salvo cuatro excepciones, ha encontrado menores concentraciones en los cigarrillos electrónicos que en el tabaco convencional.
Quizás ya haya pasado la ‘fiebre del cigarrillo electrónico’, pero lo cierto es que esta nueva modalidad de tabaco sigue teniendo una buena masa de fieles adeptos que defienden sus bondades frente al cigarro convencional, a capa y espada. Pues bien, hoy tienen un nuevo argumento para defender su tesis: un estudio de la tabaquera British American Tobacco asegura que el vapor de los e-cigarrillos contiene hasta un 95% menos de compuestos tóxicos que los encontrados en el vapor del tabaco de toda la vida.
El informe, publicado en la revista científica ‘Chemical Research in Toxicology’, contradice otros estudios anteriores en los que se hablaba de que los cigarrillos electrónicos podrían no sólo no ser beneficiosos, sino hasta contener hasta más compuestos tóxicos y en mayores cantidades que el tabaco que siempre hemos conocido.
Para llegar a estos resultados, los científicos analizaron 142 compuestos calificados por la FDA norteamericana como “dañinos o potencialmente dañinos”, además de otros catalogados en la misma línea por la Organización Mundial de la Salud. Entre ellos, destacan los óxidos de carbono y nitrógeno, los fenoles, nicotina y compuestos relacionados, metales, hidrocarbonos polinucleares aromáticos, o las aminas aromáticas.
Tan sólo cuatro compuestos mostraron mayores concentraciones en el humo de los cigarrillos electrónicos: propilenglicol, glicerina vegetal, mentol y cromo. Algo lógico hasta cierto punto, ya que los dos primeros se utilizan para fabricar el líquido de los vapeadores. A su vez, el mentol aporta sabor a la mezcla y el cromo se asocia al cable de nicromo que se utiliza para calentar el líquido.
Eso sí, hasta los propios autores de este controvertido estudio (cuya autoría corresponde, de hecho, a una tabacalera con intereses comerciales en el asunto, tanto a favor como en contra de cada una de estas modalidades de tabaco) son prudentes con sus conclusiones. Kevin McAdam, director de la investigación, admite que “a día de hoy contamos con muy pocas publicaciones que hayan examinado la composición química total de los e-cigarrillos”.