Como consecuencia del colapso económico, los venezolanos están absolutamente desprotegidos en los servicios de salud, tanto en el sistema de prestación público como en el privado. En tal dictamen coincidieron voceros del gremio médico que participaron en el foro “La salud: crisis y soluciones”, auspiciado por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro y la Universidad Católica Andrés Bello, para revisar el caos humanitario y las vulnerabilidades declaradas en el país en tal ámbito.
“Los múltiples problemas que nos afectan van desde los accidentes, las muertes violentas, pasando por las enfermedades infecciosas que son una deuda en la agenda de salud no resuelta y las nuevas demandas que tienen que ver con las enfermedades crónicas”, señaló el exministro de Sanidad José Félix Oletta, coordinador de la Comisión de Epidemiología Red Sociedades Científicas Médicas Venezolanas y docente en la Universidad Central de Venezuela y la UCAB, agregando que en la medida que el país va envejeciendo, la población que más crece es la de mayores de 60 años y, por ende, exigen muchas atenciones y recursos.
Oletta afirmó que en cada una de las referidas áreas priva la insuficiencia en la capacidad que tiene el Gobierno Nacional para proveer servicios de calidad, no solamente en la cobertura de salud sino también en el nivel de los procedimientos.
No mejora el enfermo
“Venezuela muestra una enorme dependencia del exterior para proveer equipos, insumos, materiales, materia prima, que son necesarios para la provisión del servicio. Eso está afectando la calidad de todos los servicios, con una crisis económica que los perjudica notablemente”, completando que la insolvencia conduce a notables limitaciones en el inventario de recursos, lo cual se observa en los hospitales públicos y ambulatorios e, igualmente, en el sector privado.
“En la práctica, tenemos un sistema ineficiente, un Ejecutivo profundamente ineficiente que ha tenido fondos sin límites pero que no los ha aprovechado de una manera adecuada para que esas partidas coadyuven a una óptima atención”, destacó.
“Especialmente, en el año 2013, hemos dicho categóricamente que estábamos en una crisis humanitaria de la salud y en este momento la estamos viendo, porque se presentan dilemas éticos muy serios a la hora de utilizar los limitados recursos: a quién le damos los recursos, a qué personas llegan primero – a los niños, a los adultos -; es decir, hay una limitación muy importante”, expresó, citando, como ejemplo, las cirugías del corazón, las cuales no se ejecutan desde hace 40 0 50 años.
“Ud. tiene que indicarle quimioterapia a un paciente con cáncer y tiene que esperar a que una persona se muera para que el cupo se lo den a otro, y en esa espera angustiosa la enfermedad avanza y no hay cómo aplicar el tratamiento completo”, aludió en otro caso de grave incidencia.
González: políticas asistenciales guardan cama
“Una cosa es la cobertura financiera y otra la prestación: la prestación puede ser privada, pero la cobertura tiene que ser pública, porque el mercado de la salud es un mercado imperfecto. Entonces, esto no significa que haya que hacer público todo, sino que tiene que haber un matiz importante, principalmente, en términos de legislación, toda vez que unas cosas funcionan con el mercado, otras con el Estado y otras cosas funcionan con un punto intermedio”.
Este señalamiento corresponde al galeno Marino González, médico egresado de la UCV e investigador de Políticas Públicas, quien, al disertar en el evento sobre las fallas del sistema de salud que atiende a los venezolanos, habló sobre lo que él denomina “patología de base”, referida a las distorsiones que se generan cuando la inversión respectiva es precaria.
Al respecto, el catedrático en la Universidad Simón Bolívar intervino en una encuesta sobre condiciones de vida, elaborada, en principio, por esa casa de estudios superiores, y luego por otras instituciones, la cual arrojó dramáticas estadísticas.
“Resulta ser que el 50 % de las personas en Venezuela no tienen seguro de salud, de ningún tipo, ni público ni privado; eso significa que cuando tienen un problema de salud quedan literalmente en mengua, tienen que ir al centro público a ver si hay, a ver si se tiene un médico que le diagnostique una cosa para la cual van a utilizar unos aparatos que probablemente no funcionan; y después que pasa por allí le van a indicar unos medicamentos que va a pedir literalmente prestado, si es que no tiene, para conseguirlos. En eso se encuentran 15 millones de personas al día de hoy”, reveló el consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Panamericana de la Salud (OPS), Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros entes.
“Más de la mitad de la población se pregunta qué es lo que va a pasar y eso es un problema serio, porque la salud es, así como las pensiones, en asuntos de reforma, uno de los temas que necesita mayor cantidad de acuerdos en la sociedad”, acotó, mencionando lo ocurrido con las iniciativas adoptadas durante la administración de Barack Obama en Estados Unidos.
González también coteja el cuadro de Venezuela con otros países de notable inversión en salud tales como India, donde se han incorporado a través de seguros públicos en los últimos diez años entre 200 y 300 millones de personas; o España, con el decreto real suscrito por el anterior monarca, Juan Carlos I, que garantiza la salud a todos los ciudadanos de la nación peninsular.
“Si uno quisiera aumentar la inversión pública en salud, saben que el enemigo número uno, la kriptonita de un gerente público, son los recortes fiscales: todo lo que se iba a hacer hay que reducirlo. Ese recorte fiscal generalmente aparece en situaciones macroeconómicamente difíciles, que también lo hacen las empresas. Pero, ¿cuál es la diferencia entre la empresa y el sector público?”, se preguntó González.
“Que en el sector público la propia institucionalidad dictamina que reanudar el ciclo de inversión lleve más tiempo porque cambian los gerentes, se pierde toda la dinámica y los acuerdos políticos se van diluyendo. Entonces, si hay algo a lo que tememos para poder reducir esta situación es, justamente, la inestabilidad económica y la política”, subrayó el analista.
Un saludable acuerdo
Por la firma de un convenio nacional de salud se pronunció el facultativo José Manuel Olivares, candidato de la Unidad Democrática al órgano unicameral, como un primer paso para unir a los venezolanos, a través del debate constructivo que se planteará con una nueva conformación de fuerzas políticas en tal seno.
“La nueva Asamblea Nacional lo primero que tiene que hacer es hablar de los problemas de la gente. La gente está cansada y fastidiada de ver a los políticos peleando. La política se hizo para ayudar, para construir, y el Parlamento es el sitio de discusión para solucionar los problemas de un tema muy sensible como es la salud: este país debe reconciliarse y qué mejor manera que con un acuerdo nacional por la vida, poniéndonos todos de acuerdo por la salud del venezolano”, indicó el profesional de la medicina, quien ejerce en el Hospital Clínico Universitario.
“Aumentar, por vía legislativa, la asignación presupuestaria, garantizar el tratamiento de quimioterapia, de cirugía, el tratamiento oncológico, garantizar la salud y la vida y que sea a través de la Asamblea Nacional como el Estado cumpla con su obligación de un modelo de salud eficiente, eficaz y que le ofrezca respuesta a todos los venezolanos”, prosiguió el portavoz opositor.
Por su parte, Oletta aprecia, asimismo, en la venidera legislatura la fórmula viable para rectificar los errores del sistema de salud del país. “Es una oportunidad extraordinaria para revisar lo que se ha hecho mal, para mejorar el papel contralor que tiene la Asamblea Nacional sobre cómo se hace el gasto público, específicamente, el gasto público en salud. Cuando se escrutan los servicios de salud – indicadores como la mortalidad materna, la aparición de nuevas amenazas o el control de las epidemias -, se percibe la generación de serios conflictos de orden ético, derivados de una situación de insolvencia económica, de ingobernabilidad, y en eso hay un fracaso enorme del Gobierno Nacional”, puntualizó.
Finalmente, González precisó que “esta nueva Asamblea Nacional se va a encontrar con el peor escenario de toda la historia republicana de Venezuela”.
“Hemos descapitalizado muchas áreas; vamos va a terminar el año como el único país del mundo con inflación de 100 % – ya el FMI lo advirtió en 150 – y en el 2016 llegará a 200 %. No existe peor gerencia económica en el planeta en este momento, con una nación que suma cuatro años de recesión seguida y que presenta el peor desempeño económico del siglo XXI”, aseveró.
“No es posible hacer inversión pública sin recursos y sin institucionalidad”, concluyó, ratificando dos aspectos que de comenzar a resolverse a partir del escenario que se establecerá el 6 de diciembre, influirán, sin duda, en el mejoramiento de la prestación de salud en Venezuela.
Nota de prensa