El acné ocupa la primera o segunda causa de las visitas a los dermatólogos. Es importante tratar de manera precoz el acné para evitar la aparición de cicatrices y manchas indeseables; puesto que las secuelas del acné tienen un fuerte impacto en la salud mental y en la vida social de los adolescentes y los adultos que lo padecen. Más del 10% de las personas afectadas por este mal desarrollan algún conflicto interno por este problema: hay alejamiento de grupos sociales, bajo rendimiento y dificultades de adaptación.
Las áreas del cuerpo más afectadas por el acné suelen ser la cara, el pecho y la espalda. Las secuelas del mismo ocurren como resultado del daño de la piel durante la curación del acné: que causa inflamación y restitución de piel sana por “fibroblastos” originando un tejido distinto a la piel sana.
No todos los pacientes presentan marcas tras un brote de acné, sino que existen casos en los que el daño inflamatorio es superficial y solo se presenta un enrojecimiento o una alteración de la pigmentación. Este tipo de problema es transitorio y se resuelve con facilidad pero existen otros casos donde la inflamación es devastadora causando graves daños en la textura y disposición de la piel.
Una vez instauradas las cicatrices los pacientes tienden a acudir al profesional con o sin acné activo para su apoyo y recomendaciones, sin embargo, vemos como algunos aun piensan que el acné es una patología propia de la edad y sólo consultan a profesionales esteticistas para hacer limpiezas de cutis.
Las cicatrices pueden clasificarse como: atróficas, hipertróficas y queloideanas.
Las primeras se evidencian con depresiones y pérdida de tejido, donde las más difíciles de tratar son las conocidas como “ice pick” o “picahielos” que se observa que al estirar la piel ésta se mantiene. Para ellas, los tratamientos en la consulta oscila desde:
– Subincisión, que es un procedimiento pendular en dermis profunda para mejorar la fibrosis
– Levantamiento o sacabocados (punch), para las cicatrices redondeadas u ovaladas, donde se abren pequeñas incisiones que eleven el tejido
– Dermoabrasión, que por efecto mecánico se hace remoción de piel hasta la dermis para lograr una nueva cicatrización
– Láser ablativos, como el láser Erbio Yag (longitud de onda 2940nm) y el láser CO2 (longitud de onda 10600nm), que con efecto de calor y destrucción parcial de la piel, para una posterior remodelación de cicatrices, disminución de fibrosis y estimulación de colágeno
En cambio, las cicatrices hipertróficas y queloideanas son elevadas, en donde la primera mantiene el límite de la incisión primaria y la segunda crece de manera desorganizada invadiendo tejido vecino. Entre sus tratamientos se encuentran:
– Parches oclusivos de silicona, para disminuir el crecimiento
– Infiltración de esteroides, para aplanar la cicatriz y disminuir la fibrosis
– Láseres vasculares, como Neodimio Yag (longitud de onda 1064nm) que puede disminuir la vascularización del tejido hipertrófico, al igual que el láser decolorante pulsado (longitud de onda 585nm) y el láser KTP (longitud de onda 532nm)
– Láseres ablativos (Erbio Yag o CO2), cuando la cicatriz se encuentra en el plano de piel circundante para disimular la base de la misma
La Dra. Yarima Sofía Durán, dermatólogo y pediatra del Centro Láser de Estética Integral, asegura que cuentan con un arsenal terapéutico variado para combatir estos rastros. “Vemos como los padres consultan con los adolescentes precozmente para un tratamiento temprano y oportuno de esta enfermedad, no obstante los adultos a veces por la difícil rutina diaria, consultan de manera tardía” afirma la Dra. Durán.
En el mes de junio, mes del acné, los invitamos a consultar al dermatólogo: profesional indicado para esta enfermedad y quien puede brindarle la ayuda y orientación al respecto.
CLEI, Centro Láser de Estética Integral.
NOTA DE PRENSA