El hospital psiquiátrico aquí gestionado por el Estado ha estado olvidado durante mucho tiempo, lleno de pacientes olvidados.

Pero con Venezuela sufriendo una crisis económica severa, esta institución mental no tiene medicamentos para limitar el sufrimiento que atormenta a los pacientes.

Invitados por los médicos, reporteros de The New York Times visitaron seis instalaciones psiquiátricas por todo el país. Todas informaron de falta de medicamentos, incluso de comida.

Este hospital, El Pampero, no ha contratado a ningún psiquiatra en dos años. Tiene agua corriente solo unas horas al día y la comida escasea. Omar Mendoza, en la fotografía, es uno de los pacientes desnutridos. Perdió la mitad de su peso este verano: está en 34 kilos.

Mujeres pasando el tiempo en el patio del hospital psiquiátrico El Pampero en Barquisimeto, Venezuela.CreditMeridith Kohut para The New York Times

 

Lo que mantiene el lugar en funcionamiento —la sedación, los tranquilizantes y los medicamentos— casi se ha terminado. En los patios, las mujeres que aún medicadas son funcionales, yacen en el suelo, alucinando, llorando, gritando, balanceándose adelante y atrás durante horas.

Los médicos y enfermeras están espantados con lo que sucede, atrapados entre el enfado y la desesperación.

El equipo de enfermería discute todos los días: ¿a quién le damos la medicación que queda? ¿Quién está más inestable? ¿Quién sufre más? Reducen las dosis, abren y vierten las pastillas en vasos de metal con la soltura de un narcomenudista de Las Vegas.

Las enfermeras de El Pampero tienen que racionar los medicamentos y decidir quiénes son los pacientes más graves o más peligrosos. CreditMeridith Kohut para The New York Times

 

El Pampero también sufre de escasez de personal básico, el que limpia y cuida. No hay jabón ni champú, no hay pasta de dientes, no hay papel higiénico. Los pacientes se ayudan unos a otros en las zonas comunes y el patio. Solo se lavan con agua.

Las enfermeras temen que los pacientes del sector masculino se vuelvan violentos ante la incapacidad de medicarlos. Dos de los hombres que aparecen en esta imagen asesinaron a parientes antes de que se diagnosticase su esquizofrenia. Uno decapitó a su madre, otro apuñaló a su padre adoptivo.

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