Franklin Masacre, el pran de la Penitenciaría General de Venezuela, no era el único que se refugiaba en ese centro de reclusión para huir de los operativos de liberación del pueblo, había otros 15 hombres que fungían de anunciadores, que se escondían dentro de la cárcel, entre ellos figuraba el apodado el Virico.

Así lo informó el familiar de uno de los presos, identificada como Lucía Andrade, quien destacó que los hombres que trabajaban con Franklin Masacre se encargaban de administrar los alimentos de los camiones que llegaban. “Ellos solo la distribuían a los reclusos de su confianza, el resto de la población pasaba trabajo como una medida de presión para que el Ministerio del Servicio Penitenciario accediera a las peticiones de Franklin Masacre. Mi hijo perdió más de 25 kilos porque comía de las sobras”, explicó la mujer.

Relató que durante los dos últimos meses ella tuvo que hacer un depósito bancario por la cantidad de 50.000 bolívares para garantizar la vida de su hijo dentro de la cárcel. “Muchos familiares tuvieron que desembolsar cantidades exorbitantes de dinero para evitar que los masacraran. Fue una pesadilla lo que vivieron nuestros seres queridos en ese centro”, expuso el pariente, quien agregó que los pranes tenían testaferros porque los depósitos que hizo eran a nombre de un establecimiento comercial, una pescadería que tenía registro mercantil.

Los residentes que viven en los alrededores de la cárcel rechazan que el penal, que está en proceso de reestructuración, entre en funcionamiento otra vez. “Vivimos días de terror”, dijo una vecina.

EL NACIONAL

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