El centro de detenciones preventivas de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), conocida como Zona 7, ubicada en Boleita, alberga a más de 650 detenidos, según datos ofrecidos por fuentes judiciales de forma extraoficial.
Aunque su capacidad es para mantener a unos 100 detenidos máximo, la realidad es que el hacinamiento ha llegado al punto del colapso.
Tanto, que ayer ocurrió un motín que dejó como saldo a un detenido muerto y otros tres heridos de bala.
Además, los reclusos mantuvieron como rehenes a tres funcionarios policiales que intentaron realizar el pase de número respectivo, cuando sospecharon de una presunta fuga.
De acuerdo con el relato de familiares de los detenidos, el motín se originó a eso de las siete y media de la mañana de ayer, cuando los efectivos empezaron con el registro oficial en los calabozos.
En ese momento fueron sometidos y se inició una protesta masiva desde el área conocida como “Inframundo”.
En ese espacio conviven los privados que no tienen como pagar la cuota semanal para poder estar en uno de los 16 calabozos que tiene la dependencia.
“Ese inframundo es algo totalmente inhumano, es un hueco que abrieron en el sótano de la estructura donde se pretendían construir celdas aisladas, pero esos trabajos nunca se concluyeron y terminaron siendo cuevas ocultas. Quienes están allí, que son muchos, no saben cuando es de día o de noche, la corriente de aire no circula y las enfermedades están agravándose”, relató una fuente judicial.
La madre de uno de los detenidos en esa área, que no quiso identificarse por temor a represalias contra él, manifestó que espera termine esa pesadilla pronto y logren trasladar a su hijo a un penal.
“Es un problema estructural, porque dependemos de lo cupos que asigne el Ministerio Penitenciario. Por eso es que esos muchachos están protestando. Uno como familiar se desespera porque no sabe nada de lo que pasa allá adentro”, relató.
Los familiares trancaron las calles que comunican hacia la sede policial desde la avenida Francisco de Miranda, a la altura de La California.
Se negaron a dejar circular motos y patrullas policiales, pues nadie les informaba lo ocurrido. “Estamos desesperadas”, decían.
En horas del mediodía una muchacha cayó desmayada al recibir un mensaje de texto, donde le indicaban que el fallecido era su esposo. No pudo verificarlo porque la policía se negó a suministrar datos. Ella dijo que se llamaba Anthony.
Una ambulancia salió con heridos y fue atacada.