“Soy libre siendo actriz, es como respirar. Como actriz quiero vivir tantas vidas como sea posible y seguiré trabajando para ello”, señala Nakary Bazán, quien interpreta a una mujer que de ser una mujer independiente y exitosa, se sumerge por el mundo de las drogas y la dependencia emocional en un declive. Es uno de los cinco personajes que componen el drama “El malparido del sombrero”.

Esta excelente y polémica pieza que trata sobre el problema de las adicciones de cualquier tipo, se presenta en  La Caja de Fósforos de la Concha Acústica de Bello Monte en Carcas, hasta el 25 de este mes. Escrita por el estadounidense Stephen Adly Guirgis, la dirige en la puesta venezolana Ricardo Nortier, quien también actúa junto a María Antonieta Hidalgo, Giovanny García y Paúl Gámez.

– ¿La gente de las tablas apuesta más a la comedia que al teatro de autor?

– No sé si la gente de las tablas, pero yo apuesto a lo que me mueve como ser humano, como actriz, a lo que me dice algo más allá de una risa o llanto. Hay comedias serias que a veces dicen más que un drama, todo va a depender del discurso que se maneje en el montaje. Cada quien apuesta por lo que quiere decir de una forma u otra.

–  ¿Consideras que “El malparido del sombrero” podría llevarse a otras salas, inclusive del circuito de Caracas?

– Por supuesto que sí, es una obra que dice mucho del ser humano en su estado primitivo, sus relaciones y acciones, es una obra que tiene un trato universal, por tanto todos nos vemos reflejados de alguna manera. Los cinco personajes del Malparido tienen una carga emocional muy fuerte, adicciones de todo tipo, infelicidad, infidelidad,  situaciones extremas, frustraciones, ambigüedades, complejos… Que en el fondo todos tenemos eso en mayor o menor medida. Son personajes que nos restriegan en la cara lo sucio que podemos llegar a ser como seres humanos, diciéndose tantas verdades sin tapujos, destruyéndose,  demostrando lo primitivos y básicos que somos como seres humanos y como sociedad.

–  ¿Te sientes también preparada para la dirección y escritura teatral?

– En cuanto a la escritura, una vez escuché decir a un escritor que para escribir solo necesitas las ganas de hacerlo, disciplina y constancia. Escribo desde hace mucho pero todo me lo guardo, en algún momento saldrán por ahí… Todo a su tiempo. Me apasiona escribir tanto como ser actriz. En cuanto a la dirección, siempre he pensado que es un trabajo muy duro, porque un director es el responsable de absolutamente todo lo que ves en una obra, es el creador artístico y por tanto si algo falla es responsabilidad del director, si un actor está brillante o no tanto, si fallan las luces, escenografía etc. etc. Siempre el público dirá que es falta de dirección; es bastante cruel. Y si, me gustaría dirigir más adelante, pero por ahora quiero seguir abordando personajes que me brinden la posibilidad de crear siempre desde mi realidad y mi imaginario.

–  ¿Cómo confeccionas un personaje?

– Con y desde mis vísceras, escuchando y reaccionando. Desde el momento que lees un texto y sabes que él personajes es para ti, ya desde ahí vas imaginando la vida de ese personaje, siempre es una elaboración en conjunto con el director; yo puedo tener una idea y el director otra, entonces ahí es donde viene el verdadero trabajo del actor que consiste en entender al director y tratar de unir ambas visiones. Lo elaboro entendiendo bien la obra, viviendo la realidad de ese personaje y trasladándolo hacia mí. Viviendo de manera real circunstancias imaginarias.

–  ¿Qué teatro te gusta ver?

– Trató de ver todo, pero siempre me inclino por el tema, las relaciones humanas me interesan mucho, temas que tengan un trasfondo social, temas perturbadores. Por supuesto, el teatro clásico porque de ahí parte todo lo que somos y como estamos.

– ¿Crees que el microteatro, podría sustituir al teatro tradicional?

– No he participado; pero no creo que lo sustituya porque simplemente es otro código, es otra manera de entretenimiento. Una obra de dos horas jamás sería sustituida por quince minutos. He visto obras de dos horas que se me hacen muy cortas y obras en micro que me parecen eternas, así que todo dependerá del gusto de cada quien; pero sustituir nunca: simplemente son opciones. Microteatro me parece que es un movimiento que surge entre otras cosas por la necesidad de salas y seguramente es rentable para muchos. No creo que haya sido creado para sustituir, no es ese el objetivo de micro. En la vida hay espacio para todo.

–  ¿Cómo ves el panorama del teatro venezolano hoy en día?

– Lo veo como veo al país, pero es un aliciente. El teatro me permite seguir creyendo en el ser humano. No descubro el agua tibia al decir que la situación del país es deplorable, la escasez, inseguridad, todo absolutamente todo lo vemos siempre reflejado en los montajes, afecta todo. Hemos aprendido a trabajar con las uñas, buscando aliados, apoyo de todo tipo para poder sacar adelante una producción y brindarle al público un buen espectáculo. A pesar de las circunstancias que nos rodean seguimos trabajando y apostando por el teatro. Es mi forma de decir lo que siento, el teatro es y seguirá siendo mi trinchera, el palco desde donde estaré siempre expresando como veo a mi país.

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